martes, 6 de febrero de 2018

La Misa





Insiste el Papa Francisco, con el tema de la Misa en sus catequesis de los miércoles. Empezó el 20 de diciembre de 2017 y terminó diciendo: «retomaremos el tema en la próxima catequesis». Repite el Papa que se equivocan los cristianos que consideran la misa como una de las muchas oraciones.
 
La Misa es fundamental en la vida de la fe cristiana. Siempre que se pueda, debe celebrarse como sacerdote o como simple fiel cristiano. Y su celebración exige estar al principio y no salir de la iglesia hasta que el sacerdote despida a la Comunidad Cristiana.
 
Tiene esta expresión tan simpática y realista: «No es buena costumbre mirar el reloj y decir: “llego a tiempo, llego después del sermón y así cumplo el precepto”».
 
Quiere el Papa que se guarden bien los silencios y que la señal de la cruz se haga con devoción. A los padres les dice: «Por favor, enseñad a los niños a hacerse bien la señal de la cruz».
 
¿Cómo vivía y celebraba la misa nuestro Víctor? Tenemos testimonios admirables de él mismo y de su esposa y amistades. Algunos vecinos le recuerdan mucho y con admiración.
 
Víctor tuvo que venirse a vivir a tierras palentinas, cuando los médicos le impidieron, por su enfermedad, seguir con el trabajo de Madrid. Su mujer, Asunción, había recibido en herencia, una casa en Velillas del Duque, a pocos kilómetros de Saldaña. Víctor podía cumplir mucho mejor como cristiano en el pueblo, mejor dicho, en los pueblos que rodean Velillas. Y también el clima del campo era más favorable para su salud.
 
Velillas del Duque está rodeado de varios pueblos, todos ellos de tierra de labranza y con pocos habitantes, por lo que el párroco atendía varios, indicando cada día a qué pueblo iría al siguiente. Víctor se enteraba en la misa del domingo y... nos dice: «Para oír misa tengo que ir casi todos los días a un pueblo que está a 3 kilómetros de distancia; lo hago aunque llueva y nieve; por la carretera voy rezando rosarios. Con este en la mano y los automovilistas dicen al verme: “vaya tipo más raro”».
 
Los pueblos que recorría eran: Villarmienzo, Quintanilla de Onsoña, Portillejo de la Olma y Ventodrigo. Al ir a misa nunca aceptaba la invitación de automovilistas, porque se iba preparando para la Eucaristía y huía de las conversaciones que pudieran terminar en murmuraciones o críticas.
 
Le gustaba mucho cantar en la misa y en las funciones religiosas. Todo lo contrario de lo que sucede con los hombres que, por lo general, llegan tarde, se marchan antes de la despedida del sacerdote y de cantar, ni hablar. Bueno, sí que hay alguna que otra excepción conforme sea la formación cristiana.
 
Víctor disponía de la llave de la iglesia y, cuando no había misa en Velillas del Duque, él siempre tenía tiempo para hacer “su visita” al Sagrario, además de la misa en la que había participado en otro de los pueblos vecinos.


Germán García Ferreras


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