sábado, 30 de septiembre de 2017

¿Cuáles son los principios de la doctrina social católica?, ¿Qué es más importante: la sociedad o el individuo?

¿Cuáles son los principios de la doctrina social católica?
 
[DOCAT 84] La doctrina social católica tiene cuatro principios: El principio del bien común, el principio de la dignidad de la persona humana, el principio de solidaridad y el principio de subsidiaridad. Con estos cuatro principios podemos comprender la realidad social del hombre y hacerla justicia en la verdad. ¿Por qué siguen vigentes estos principios? En primer lugar porque son razonables y, en segundo, porque se derivan de la fe cristiana iluminada por la razón. El creyente seguirá los mandamientos de Dios y especialmente el Mandamiento del Amor a Dios y al prójimo. Hoy en día, los cristianos nos enfrentamos con múltiples problemas de índole social, y en cualquiera de los tipos de relaciones que hay -entre individuos, grupos o pueblos- se puede saber, gracias a los cuatro principios de la doctrina social católica, qué es humano, social y justo.
 
En el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia: [160]
En el YouCat: 322, 323, 327, 332


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¿Qué es más importante: la sociedad o el individuo?

YOUCAT 322] Ante Dios cada ser humano indiviudal cuenta primero como persona, pero el individuo no se realiz como persona más que en sociedad.
La sociedad no puede ser nunca más importante que la persona. Las personas no deben ser nunca medios para un fin social. Sin embargo, instituciones sociales como el Estado o la familia son necesarias para el individuo: corresponden incluso a su naturaleza.
En el Catecismo de la Iglesia Católica: [1881, 1892]
El 3 de octubre se celebra en La Trapa un nuevo encuentro de Vida Contemplativa. En él se darán cita representantes de los 14 monasterios de vida contemplativa que hay en la Diócesis. Este encuentro, que cada año se celebra en la Diócesis, sirve para vivir un día de confraternidad y de oración en común. Comenzará a las 11h.

viernes, 29 de septiembre de 2017

Un Libro: Mi tiempo en tus manos.

Mi tiempo en tus manos. 
La vida al ritmo de la Liturgia de las Horas
Alfonso Crespo. Ed. San Pablo


«¿Y por qué no descubres un monasterio en tu ciudad?», este consejo le dio al autor un buen amigo. Ante una sociedad que nos hace confundir lo urgente con lo esencial... Alfonso Crespo nos invita a recuperar la riqueza de la oración pautada al ritmo de la Liturgia de las Horas, dentro del desasosiego con el que convivimos y la obsesión con el tiempo que no tenemos y anhelamos.
Alfonso Crespo Hidalgo estudió historia y filosofía, teología moral y es doctor en teología espiritual. Ha sido secretario general-canciller y vicario general de la diócesis de Málaga.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Tolerancia e indiferentismo

Vivimos en un mundo muy plural. Estamos en una sociedad en la que luchan en el césped distintas ideologías políticas e intereses de todo tipo. Los parlamentos van a tener que hacer verdaderos esfuerzos por escucharse, dialogar y no montar los circos a los que nos tienen acostumbrados. A todos se nos invita, en esta hora, a la alteza de miras para poder convivir sin violencias ni peleas de gallos. A todos. Ya que los parlamentos suelen ser un espejo suficientemente bruñido como para que los ciudadanos podamos ver en ellos cómo piensa y vive el colectivo que representan.

Bueno sería, por tanto, que, aparcando prejuicios, cada ciudadano escuchara y valorara las razones que esgrimen los contrarios. Cada cual, si obra de buena fe, aporta su respetable modo de pensar y de vivir. Así es como se va construyendo un mundo culturalmente diverso y hasta hermoso. Como los colores del arco iris. Lejos de los mono-cromatismos y monolitismos que vemos en algunos países del mundo. Por ejemplo, en Corea del Norte o en otros países herméticamente cerrados.

El hecho religioso también es plural en las sociedades de hoy, y las religiones pueden contribuir a mejorar el mundo. Pero hay quienes piensan que las religiones son peligrosas, porque cada una intenta situarse en el centro o por encima de las otras, y sin pretenderlo (o pretendiéndolo) pueden generar conflictos. Por eso algunos opinan que las religiones hay que sacarlas fuera de la vida pública y relegarlas al ámbito de lo privado. No todos estamos de acuerdo con estos planteamientos, y por eso algunos reclamamos la presencia pública de los creyentes en cuanto creyentes, sin que se nos tache de “peligrosos”, sobre todo si predicamos fraternidad, justicia y libertad: valores evangélicos que están en la base de toda convivencia civilizada.

En todo caso, tolerar las diferencias religiosas es sensato y constituye un factor de equilibrio para la buena convivencia. Lo saben los políticos inteligentes y no sectarios. Aunque tengo para mí que el más decisivo de los equilibrios y de las paces sociales debe venirnos del hecho de que haya pan, trabajo y sanidad para todos. La justicia social debería estar en la base del equilibrio y de la paz.

Huelga decir que tolerancia no es igual a indiferentismo. Ni político, ni religioso, ni cultural. Hay personas que han hecho del indiferentismo una forma de ser. Algunos hasta se confunden con el sincretismo que mete en el mismo saco todas las ideas, convicciones y opciones de vida. Luego está el “pasotismo”, que se muestra indiferente ante cualquier debate en el que sus propios intereses no entren en juego. Los “pasotas” aspiran a vivir sin dar golpe. Algunos dicen que no hay cosa más tonta que un pasota a quien se le abre la boca a las diez de la mañana.

En cambio, los que se toman la vida en serio se mueven por convicciones y fidelidades. Si alguien está convencido de que el cristianismo tiene más verdad o que éticamente es más luminoso, podrá (y deberá) adherirse a él con una cierta exclusividad, dado que la conciencia es ese inviolable santuario que nadie debe profanar...

Por tanto tan malo como el sectarismo del intolerante es el indiferentismo de los que dicen “pasar de todo”, aunque luego nunca pasen de sus vacaciones bien retribuidas y de sus placeres (con tal de que se los paguen otros). A un cristiano no le sirve el “todo vale”, ni el “todas las religiones son iguales” (porque no lo son). No le convence el “¡qué más da, si todas las religiones van a parar a lo mismo!” (porque no es verdad).

La tolerancia debe conjugarse con la fidelidad a las propias convicciones. Y siempre, con el debido respeto a las de los que son diferentes o han hecho otras opciones de vida.

Eduardo de la Hera

martes, 26 de septiembre de 2017

Año Lebaniego

El Camino Lebaniego Castellano cuenta ya con una credencial para que los peregrinos puedan acreditar su paso por las etapas palentinas en la llegada a Santo Toribio.

El recorrido se ha dividido en 11 etapas orientativas, que parten desde Palencia para llegar hasta Santo Toribio de Liébana, y poder venerar el Lignum Crucis. 

Un camino de fe que se inicia oficialmente en el año 1512 y del que -desde sus inicios- se tiene constancia documental de peregrinaciones desde Palencia, como así los atestiguan documentos albergados en nuestra Catedral.

El Año Jubilar, que comenzó el 23 de abril de 2017, se desarrollará hasta el 22 de abril de 2018.

lunes, 25 de septiembre de 2017

¡Apúntate a Catequesis!

Con la vuelta al cole también comienzan las actividades pastorales en las parroquias, grupos, congregaciones y movimientos de la Diócesis.

Uno de los aspectos importantes para muchas familias es la preparación e iniciación cristiana de la Catequesis de Infancia. Y por ello, ya en este mes de septiembre han comenzado las inscripciones para la Catequesis en las parroquias de la Diócesis.

Invitar a un niño a descubrir a Dios es ayudarle a entrar en el camino de fe que realizan quienes lo acompañan, sus padres, su familia... y, como no, toda la comunidad parroquial y, de una manera especial, los catequistas. A través de todos ellos, los niños viven la primera experiencia de Dios: al ser amados, descubren qué es el amor; al ser perdonados, el perdón; cuando ven compartir, ellos comparten; respetando su libertad les invitamos a vivir y a ser responsables; si oramos con ellos, les vamos descubriendo la presencia de Dios.

400 años del Carisma Vicentino

Las Hijas de la Caridad y los Padres Paules están celebrando este año 2017 los 400 años del inicio de su carisma. Con este motivo, en la Diócesis de Palencia se celebrará de manera especial la festividad de San Vicente de Paul el 27 de septiembre, a las 18h, con una Eucaristía en la Catedral, presidida por el Obispo de la diócesis, Mons. Manuel Herrero. Previamente, el día 16 pudimos disfrutar en la Diócesis del musical “Sandalias de viento”, un musical sobre el carisma Vicentino escrito por Sor María Fernández París, Hija de la Caridad.

La Familia Vicenciana celebra este 400 aniversario del nacimiento de su Carisma con el lema: “Fui Forastero y me recibiste...”un carisma al servicio de los pobres

domingo, 24 de septiembre de 2017

24 de septiembre de 2017 XXV Domingo del Tiempo Ordinario

  • Is 55, 6-9 Mis planes no son vuestros planes 
  • Sal 144 Cerca está el Señor de los que lo invocan 
  • Flp 1, 20c-24. 27a Para mí la vida es Cristo 
  • Mt 20, 1-16 ¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?

«Mis planes no son vuestros planes», nos dice el Señor (1 Lect). Pensamos que nosotros somos los buenos y que por eso tenemos derecho a la salvación; y nos molesta que gente recién llegada a la fe o a la conversión sean consideradas en la comunidad cristiana con los mismos derechos que nosotros. Y nos olvidamos de que todo lo que somos como cristianos, no es por nuestros méritos sino que se lo debemos al Señor, que es clemente y misericordioso, cariñoso con todas sus criaturas, justo en todos sus caminos (Sal); y de que nos dice «¿vas a tener tú envidia porque yo soy bueno? Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos» (Ev).

sábado, 23 de septiembre de 2017

Jornada del Clero

Imágenes de la “Jornada del Clero” del año pasado,
que se celebró el 26 de septiembre de 2016
Al igual que el año pasado a comienzos de curso, también este año nuestro Obispo convoca el presbiterio diocesano a una “Jornada del Clero” el próximo lunes 25 de septiembre, en el Seminario Menor.

Tras la oración y el saludo de nuestro Obispo, está previsto que en este encuentro se presente el Plan Pastoral Diocesano y la Programación Pastoral del presente curso. Asimismo, también habrá un momento para la reunión de grupo de los sacerdotes de los distintos arciprestazgos y la puesta en común de las sugerencias que se aporten en los grupos.


viernes, 22 de septiembre de 2017

Desplumar

Un día, una mujer dada fácilmente a sacar defectos de los demás se fue a confesar con alguien que tenía fama de santo. Aquel confesor escuchó pacientemente a la penitente; después le dijo: “Como penitencia, coge una gallina y recorre las calles más importantes de tu pueblo arrancando lentamente las plumas que soltarás al viento. Después, regresa otra vez a mí”. Aquella señora obedeció. Cuando retornó al confesor, éste le dijo: “La penitencia no ha concluido. Ahora debes volver a andar por las calles y recoger todas las plumas que has sembrado”. “Es imposible”, contestó la mujer. “Así es la murmuración -respondió el confesor- Pequeños juicios sobre otras personas pueden crear situaciones irreparables”.

Esta semana se han cumplido cuatro años de una de las homilías diarias que más me ha gustado del Papa Francisco... la que dedicó, un 13 de septiembre de 2013, en la Capilla de Santa Marta... a hablar de la murmuración. Un mal que no acabamos de desterrar.

Porque, nos decía... “los que viven juzgando al prójimo, hablando mal del prójimo, son hipócritas, porque no tienen la fuerza, la valentía de mirar sus propios defectos. El Señor no dice, sobre esto, muchas palabras. Después dirá, más adelante, que el que tiene en su corazón un poco de odio contra el hermano es un homicida... También el Apóstol Juan, en su primera carta, lo dice con claridad: el que odia a su hermano, camina en las tinieblas; quien juzga al hermano, camina en las tinieblas”.

Y cada vez que nosotros “juzgamos a nuestros hermanos en nuestro corazón -prosiguió- es peor, cuando hablamos de esto con otros somos cristianos homicidas”.

“La murmuración - nos advertía- siempre va en esta dimensión de criminalidad. No hay murmuración inocente”. La lengua, dijo de nuevo retomando al Apóstol Santiago, es para alabar a Dios, “pero cuando la lengua la usamos para hablar mal del hermano o de la hermana, la usamos para matar a Dios, la imagen de Dios en el hermano”.

El Papa pedía para nosotros y para toda la Iglesia, “la gracia de la conversión de la criminalidad de la murmuración al amor, a la humildad, a la mansedumbre, la dulzura, la magnanimidad del amor hacia el prójimo”. Yo lo pido también.

Domingo Pérez

“La mujer ante la Palabra” - Semana Id y Enseñad 2017

Desde hace catorce años, la Delegación Diocesana de Enseñanza organiza unas jornadas de formación para profesores y profesoras de Religión tanto de la Escuela Pública como de la Concertada. La convocatoria siempre ha estado abierta todas aquellas personas preocupadas por los temas eclesiales, pastorales o teológicos que, en cada edición, se han ido presentando.

Con el trasfondo del mandato evangélico “Id y Enseñad”, siempre se ha tratado de dar una perspectiva teológica a las nuevas realidades que estamos viviendo en el mundo y que afectan profundamente a los agentes educativos.

Y repasando los temas que se habían visto en estos 14 años, rápido nos dimos cuenta de que, el tema de la presencia de la mujer en la Iglesia, aun siendo una realidad indiscutible, ha estado un poco olvidado. Pensamos que la presencia teológica de la mujer en nuestra Iglesia actual es prácticamente invisible. Desde esta constatación se planteó la posibilidad de preparar unas charlas sobre la presencia de la mujer en la Biblia, en la Iglesia y en la sociedad.

Para esta tarea, la Delegación se puso en contacto con la Asociación de Teólogas de España. Su presidenta, Silvia Martínez, se ha involucrado decididamente en el proyecto y nos ofreció la posibilidad de que las ponentes fuesen miembros de la Asociación. Este colectivo agrupa a un buen número de mujeres teólogas dedicadas a la enseñanza y que están teniendo una importante voz en la teología, tanto en nuestro país como fuera de él.

Las jornadas que os presentamos en esta edición (los días 25, 26, 27 de septiembre y 2 de octubre) responden a esta necesidad. Os invitamos a la reflexión serena sobre esta realidad y a la escucha abierta de estas mujeres que nos recordarán, que la Palabra habita ya en toda persona que se ponga, como María, a disponibilidad del Señor. Quedan todos invitados a asistir y participar en estas XV Jornadas anuales de formación.

  •  25 de septiembre  “La mujer en el Antiguo Testamento” l Carmen Soto Varela
  •  26 de septiembre  “Las mujeres y Jesús en el Nuevo Testamento” l Antonina Wozna
  •  27 de septiembre  “María y las mujeres creyentes, presencias y liderazgos” l Antonina Wozna
  •  2 de octubre  “Las mujeres hoy en la Iglesia a la luz de la Palabra” l Silvia Martínez Cano
Todas las conferencias comenzarán en la BIBLIOTECA PÚBLICA DE PALENCIA a las 19:30h. Entrada libre

 
Delegación Diocesana de Enseñanza

jueves, 21 de septiembre de 2017

San Mateo. Su fiesta se celebra el 21 de septiembre

San Mateo, madera tallada y policromada. Autor: Alejo de Vahía, S XV-XVI. Museo parroquial de Santa María. Becerril de Campos.

Este apóstol y evangelista, nació posiblemente en Cafarnaum (Galilea). Su nombre proviene del arameo Mattai, que significa “don de Dios”. Es citado como Leví, hijo de Alfeo, publicano y recaudador de impuestos. Fue llamado por Jesús para formar parte de los doce apóstoles, y lo dejó todo para seguirle. Según Eusebio de Cesarea, después de la Muerte y Resurrección de Cristo predicó en Judea durante quince años, y hacia el año 80 marchó a predicar a Etiopia, donde sufrió martirio hacia el año 95.

La tradición le considera autor del evangelio que lleva su nombre, basándose en un texto de Papias, y Eusebio de Cesarea, hacia el año 110, que dice: “Mateo (...) recogió en orden “los logia” en dialecto hebreo”. La palabra logia puede interpretarse como colección de máximas. De acuerdo con esto, algunos escritores cristianos antiguos lo reconocen como autor del primer evangelio escrito en arameo, lengua vernácula del S. I en Palestina, y posteriormente traducido al griego. Según la tradición sus restos descansan desde el S. XI en Salerno (Italia). La Iglesia católica celebra su fiesta el 21 de septiembre y la ortodoxa el 16.

Se le representa con un hombre o un ángel, en alusión al tetramorfos del profeta Ezequiel . Le encontramos en casi todas las predelas de retablos de S. XV al XVII. Unas veces forma parte del apostolado, como en la iglesia de San Miguel de Saldaña y otras como evangelista. Destacamos entre las innumerables representaciones, las de la iglesia de San Miguel de Aguilar de Campoo, San Juan de Santoyo, y Santa María de Dueñas, y la del retablo de Báscones de Valdivia conservado en el Museo Diocesano.

Su fiesta está también unida a fiestas marianas, como la Virgen del Brezo o la de Valdesalce. Esta fecha estaba dentro de las témporas de otoño y los fieles cristianos acudían en rogativas a los santuarios marianos a dar gracias a Dios a través de la Virgen por los frutos recogidos y a tiempo propicio para la nueva siembra.

Texto: José Luis Calvo

Fotografía: Antonio Rubio

Oración

Oh Dios que te dignaste elegir a San mateo para convertirlo de publicano en apóstol de tu Hijo, concédenos que, fortalecidos con su ejemplo y su intercesión, podamos seguirte siempre y permanecer unidos a ti con fidelidad.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Mi experiencia en Kazajstán

Presidiendo la Eucaristía
Llevaba tiempo queriendo vivir una experiencia en un lugar de misión. Sentía especial atracción por aquellos lugares donde la Iglesia vive en minoría y donde poco a poco va construyéndose y creciendo.

Hace unos seis años, en una convivencia de sacerdotes, conocí a D. José Luis Mumbiela Sierra, que acababa de ser nombrado Obispo en la Diócesis de Santísima Trinidad, en Almaty (Kazajstán). Nos habló sobre la labor de la Iglesia católica allí: retos, problemas, dificultades, proyectos...

Este verano he podido estar tres semanas en esta Diócesis. Su extensión es mayor que España y Portugal juntos, con una población de unos 6 millones de habitantes. Comprende 4 regiones civiles de Kazajstán. En tres de ellas hay presencia oficial de la Iglesia católica (alguna parroquia o punto misional). En una -la más extensa- todavía no.

La confesión religiosa mayoritaria es la musulmana (65% población), seguida de la ortodoxa (30%) y con presencia de otras confesiones, donde las personas de tradición católica no llegan al 1%. Todo ello mezclado con la herencia del ateísmo oficial durante 70 años. La diócesis no tiene sacerdotes nativos, todos son extranjeros, de Polonia, Argentina, Corea, Lituania, Italia y España; unos son diocesanos y otros religiosos, en total en torno a 17.

Gran parte de estos días los pasé en la Parroquia católica de Kapchagai, una localidad de unos 40.000 habitantes. La comunidad es muy dinámica y viva. Allí trabajan tres sacerdotes, dos polacos y uno español. Trabajan de destajo. Junto a la iglesia hay tres hogares para niños de familias pobres y completamente desestructuradas, en donde colaboran religiosas y voluntarios. 

La parroquia también tiene una especie de albergue, llamado “Verónica”, para convivencias, retiros, encuentros... Allí tuve la oportunidad de estar tres días con jóvenes de la periferia de Almaty, procedentes de familias pobres con las que tienen relación las religiosas de la Madre Teresa de Calcuta. Hay mucha pobreza, sobre todo en las periferias y en zonas rurales.

Me resultó fácil “conectar” con la gente y con los compañeros. Cuando entras en una iglesia y hablas con ellos, tienes esa sensación de estar en un ambiente familiar y conocido. Pude palmar lo que significa la unidad real que crea la fe.

La labor en las zonas más rurales va en aumento, pero muy lentamente. Estuve en dos pueblos: Nura y Daulet, con Szymon, el párroco. La comunidad católica en ambos es muy pequeña. La mayoría de los católicos, además, no han tenido sacramentos durante muchos años y su fe se ha ido debilitando; en algunos casos los hijos y nietos ya no están bautizados... Es una situación que perdura en la inmensa mayoría de los pueblos, puesto que no tienen sacerdotes. Son personas de “tradición católica”, llamados a revitalizar su fe y crear ese fermento del que habla el Evangelio. 

Cuando ves esta realidad, te viene a la memoria la vida de San Pablo, que evangelizaba en medio de personas totalmente ajenas a su fe; y entiendes mejor sus cartas, dirigidas a esas pequeñas comunidades que iban creciendo, con sus ilusiones y preocupaciones, también a pesar de sus pecados. 

Qué importante es que recemos por las vocaciones, para poder llevar a cabo eficazmente el mandato del Señor: “id al mundo entero”. Os aseguro que allí lo hacen con verdadero deseo porque, como dicen, un sacerdote es como un oasis en medio del desierto.

Eduardo Calvo Sedano

martes, 19 de septiembre de 2017

Encuentro de Delegaciones de Misiones

La Casa de Espiritualidad de las Hermanas Nazarenas de  acogió el 15 y 16 de este mes el encuentro de inicio de curso de las Delegaciones de misiones de la Región del Duero.

Durante estos días, se abordaron diversas cuestiones como la Animación Misionera en las diócesis de la región del Duero, las distintas experiencias llevadas a cabo en las diferentes diócesis, y la necesidad de ofrecer cauces de formación a los colaboradores de las delegaciones de misiones. También se dedicó un tiempo de este encuentro a presentar la Jornada del Domund y el Octubre Misionero.

La presentación del Domund y el Octubre Misionero corrió a cargo del director nacional de Obras Misionales Pontificias, Anastasio Gil. Y el delegado de misiones de Burgos, José Manuel Madruga impartió dos ponencias sobre “La animación misionera y pastoral diocesana. Conversión Pastoral”.

Mons. Antonio Gómez Cantero

El palentino Mons. Antonio Gómez, Obispo de Teruel y Albarracín, ha participado en Roma en el curso que se organiza todos los años para los Prelados ordenados recientemente. Le han acompañado en esta estancia en Roma -además de Obispos de todo el mundo- en Mons. Abilio Martínez (Obispo de Osma-Soria), Mons. Francesc Conesa (Obispo de Menorca) y Mons. José Luis Retana (Obispo de Plasencia). El 14 de septiembre fueron recibidos en audiencia por el Papa Francisco

Demos el primer paso

"Ser constructores de paz, que allá donde haya odio y resentimiento, pongamos amor y misericordia"

«La misericordia y la verdad se han encontrado, la justicia y la paz se han besado» (Sal 85, 11). Con este verso del salmo el Papa Francisco recordaba, en la Audiencia General del pasado 13 de septiembre, lo vivido en su reciente viaje a Colombia. Y de una manera muy especial, revivía el Encuentro por la Paz y la Reconciliación, celebrado en Villavicencio el 8 de sptiembre. «Estas palabras proféticas llenas de gracia -añadió- las vimos encarnadas en las historias de los testigos, que hablaron en nombre de muchos que a partir de sus heridas, con la gracia de Cristo, salieron de sí mismos y se abrieron al encuentro, al perdón, a la reconciliación».

Hasta Villavicencio, llegaron sobrevivientes y víctimas de distintas regiones de Colombia, y ocupó un lugar especial el Cristo mutilado de Bojayá (Chocó), representación de la masacre ocurrida en 2002, cuando una bomba, arrojada por las Farc, mató a 79 personas que se refugiaban en una iglesia.

Varias personas compartieron su testimonio, símbolo de perdón entre los diferentes actores de la guerra: Luz Dary Landazury, víctima de la explosión de un artefacto; Deisy Sánchez Rey, excombatiente de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Juan Carlos Murcia, exguerrillero de las Farc. Y una mujer... que ha impactado al mundo: Pastora Mira.
 
Pastora Mira, tras depositar en el altar la camiseta de su hijo
Estas fueron sus palabras:

«Santidad, me llamo Pastora Mira García, soy católica, viuda y, en varias ocasiones, víctima de la violencia. Cuando tenía 6 años, la guerrilla y los paramilitares no habían llegado todavía a mi pueblo: San Carlos, Antioquia. Mi padre fue matado. Años más tarde, pude cuidar a su asesino, quien, en ese momento, se había enfermado, era ya anciano y estaba abandonado.

Cuando mi hija tenía solo 2 meses, mataron a mi primer marido. En seguida, entré a trabajar en la inspección de policía, pero tuve que renunciar por las amenazas de la guerrilla y los paramilitares, que se habían instalado en la zona. Con muchos esfuerzos logré montar una juguetería, pero la guerrilla empezó a cobrarme vacunas, por lo cual terminé regalando las mercancías.

En 2001, los paramilitares desaparecieron a mi hija Sandra Paola; emprendí su búsqueda, pero encontré el cadáver solo después de haberlo llorado por 7 años. Todo este sufrimiento me ha hecho más sensible al dolor ajeno y, a partir de 2004, trabajo con las familias de las víctimas de desaparición forzada y con los desplazados.

¡Pero no todo estaba aún cumplido! En 2005, el Bloque Héroes de Granada, de los paramilitares, asesinó a Jorge Aníbal, mi hijo menor. Tres días después de haberlo sepultado, atendí, herido, a un jovencito y lo puse a descansar en la misma cama que había pertenecido a Jorge Aníbal. Al salir de la casa, el joven vio sus fotos y reaccionó contándome que era uno de sus asesinos y cómo lo habían torturado antes de matarlo. Doy gracias a Dios que, con la ayuda de Mamita María, me dio la fuerza de servirle sin causarle daño, a pesar de mi indecible dolor.

Ahora coloco este dolor y el sufrimiento de las miles de víctimas de Colombia a los pies de Jesús Crucificado, para que se una al suyo y, a través de la plegaria de Su Santidad, sea transformado en bendición y capacidad de perdón para romper el ciclo de violencia de las últimas 5 décadas en Colombia. Como signo de esta ofrenda de dolor, depongo a los pies de la cruz de Bojayá la camisa que Sandra Paola, mi hija desaparecida, había regalado a Jorge Aníbal, el hijo que me mataron los paramilitares. La conservamos en familia como auspicio de que todo esto nunca más vaya a ocurrir y la paz triunfe en Colombia.

Dios transforme el corazón de quienes se niegan a creer que con Cristo todo puede cambiar y no tienen la esperanza de un país en paz y más solidario».

Estas palabras fueron escuchadas por los presentes y por un Papa Francisco visiblemente emocionado que contestó lo siguiente: «Pastora Mira, tú lo has dicho muy bien: Quieres poner todo tu dolor, y el de miles de víctimas, a los pies de Jesús Crucificado, para que se una al de Él y así sea transformado en bendición y capacidad de perdón para romper el ciclo de violencia que ha imperado en Colombia. Y tienes razón: la violencia engendra violencia, el odio engendra más odio, y la muerte más muerte. Tenemos que romper esa cadena que se presenta como ineludible, y eso sólo es posible con el perdón y la reconciliación concreta. Y tú, querida Pastora, y tantos otros como tú, nos han demostrado que esto es posible. Con la ayuda de Cristo, de Cristo vivo en medio de la comunidad es posible vencer el odio, es posible vencer la muerte, es posible comenzar de nuevo y alumbrar una Colombia nueva. Gracias, Pastora, qué gran bien nos haces hoy a todos con el testimonio de tu vida. Es el crucificado de Bojayá quien te ha dado esa fuerza para perdonar y para amar, y para ayudarte a ver en la camisa que tu hija Sandra Paola regaló a tu hijo Jorge Aníbal, no sólo el recuerdo de sus muertes, sino la esperanza de que la paz triunfe definitivamente en Colombia. ¡Gracias, gracias!».

Y acabó diciendo: «Colombia, abre tu corazón de pueblo de Dios, déjate reconciliar. No le temas a la verdad ni a la justicia. Queridos colombianos: No tengan miedo a pedir y a ofrecer el perdón. No se resistan a la reconciliación para acercarse, reencontrarse como hermanos y superar las enemistades. Es hora de sanar heridas, de tender puentes, de limar diferencias. Es la hora para desactivar los odios, y renunciar a las venganzas, y abrirse a la convivencia basada en la justicia, en la verdad y en la creación de una verdadera cultura del encuentro fraterno. Que podamos habitar en armonía y fraternidad, como desea el Señor. Pidámosle ser constructores de paz, que allá donde haya odio y resentimiento, pongamos amor y misericordia».

Cerca de todos hay historias de sufrimiento y amargura, hagamos también que haya también y, sobre todo, historias de amor y perdón que nos hablan de vida y esperanza; de no dejar que el odio, la venganza o el dolor se apoderen de nuestro corazón.

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El Papa Francisco rezando ante
el Cristo mutilado de Bojayá
«Nos reunimos a los pies del Crucificado de Bojayá, que el 2 de mayo de 2002 presenció y sufrió la masacre de decenas de personas refugiadas en su iglesia. Esta imagen tiene un fuerte valor simbólico y espiritual. Al mirarla contemplamos no sólo lo que ocurrió aquel día, sino también tanto dolor, tanta muerte, tantas vidas rotas, tanta sangre derramada en la Colombia de los últimos decenios. Ver a Cristo así, mutilado y herido, nos interpela. Ya no tiene brazos y su cuerpo ya no está, pero conserva su rostro y con él nos mira y nos ama. Cristo roto y amputado, para nosotros es “más Cristo” aún, porque nos muestra una vez más que Él vino para sufrir por su pueblo y con su pueblo; y para enseñarnos también que el odio no tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte y la violencia. Nos enseña a transformar el dolor en fuente de vida y resurrección, para que junto a Él y con Él aprendamos la fuerza del perdón, la grandeza del amor».

lunes, 18 de septiembre de 2017

Muchos rostros, un solo corazón

Muchos rostros un solo corazón: la misión,
para que LA PALABRA, el Verbo se difunda
La Casa de Espiritualidad de Dueñas acoge -del 18 al 23 de septiembre- la Asamblea anual de los 12 provinciales europeos de los misioneros del Verbo Divino, que representan a 1.100 miembros que trabajan en 24 países de Europa y que son el rostro de una Iglesia intercultural de 15 nacionalidades. 

En esta semana de reuniones, en las que se evaluará y planificará el caminar de la Congregación en Europa, participarán alrededor de 20 personas: los 12 provinciales de la Congregación del Verbo Divino de Europa; los 4 miembros del equipo técnico (traductores y secretario); y 4 ponentes: el Hno. Guy Mazzola (Generalato en Roma), el P. Vicencius Gunawan (Instituto Anthopos de San Agustín, Alemania), el P. Jan Stefánow (Secretario General de la Federación Bíblica Católica, FEBIC) y la Hna. Crytyna Szweda (Coordinadora de la zona europea de las Misioneras Siervas del Espíritu Santo). 

Esta semana de trabajo y oración se completa con un Viaje cultural-religioso a Salamanca y Alba de Tormes.

En España, la Congregación cuenta con 60 misioneros en 10 comunidades, con la Editorial Verbo Divino y la Casa de Espiritualidad, que trabajan en 17 parroquias y Capellanías de Emigrantes formando una iglesia de 15 nacionalidades. 

La Congregación del Verbo Divino (SVD en latín), popularmente Misioneros del Verbo Divino, fue fundada el 8 de septiembre de 1875 en Steyl (Holanda) por el sacerdote alemán San Arnoldo Janssen.
La familia del P. Arnoldo está compuesta por los Misioneros del Verbo Divino (S.V.D.), las Misioneras Siervas del Espíritu Santo (S.Sp.S.), las Misioneras Siervas del Espíritu Santo de Adoración Perpetua (S.Sp.S.AP). 

En 2017 los verbitas son 6.000 en 80 países de los 5 continentes repartidos en Asía-Oceanía (Indonesia, India, Filipinas, Vietnam), América (EE.UU. Brasil, Argentina, Chile, Paraguay, México), Europa (Alemania, Polonia, Italia, España y Portugal) y África (Ghana, Congo, Angola y Togo).

El poliedro

En estos días me duele España. Muchos vemos peligrar la unidad en la diversidad de España, nuestra nación común, y en los que aparecen filias, fobias, nervios, divisiones, resentimientos, etc., me he acordado de la figura del POLIEDRO.

La palabra poliedro viene del griego. “Poli”, significa “muchos” y “edro” significa “caras, lados”. Cuando yo era pequeño y estudiaba el antiguo bachillerado tratábamos de la geometría. Y en geometría se decía que el poliedro es un cuerpo geométrico cuyas caras o bases son planas y encierran un volumen finito. La figura del poliedro es bien conocida en geometría y puede tener muchas versiones. Unas formas concretas son el cubo, el prisma. etc.

Esta figura es a la que acude frecuentemente el Papa Francisco para expresar la realidad que tenemos que construir entre todos, no solo en la convivencia familiar, social, política sino también en la Iglesia. En ocasiones concreta esta imagen o parábola como pluralidad reconciliada o fraternidad reconciliada.

¿Qué entraña esta imagen? Unidad y diversidad conjugadas. Todos anhelamos la unidad. Un sistema que no esté unido va a la ruina. Un cuerpo humano en el que los distintos sistemas no estén unidos, se muere. Una persona que no mantenga unidad integral es una persona que no sabe de dónde viene ni dónde va, está dispersa -derramada fuera-, dividida -partida-, diseminada -sembrada fuera-, distraída -arrastrada fuera-, etc. Una familia desunida es una familia separada por lo que sea, que no comparte el proyecto en común de vida y amor. Una nación, lugar o pueblo en el que uno ha nacido que renuncia a la unidad es como un árbol que renuncia a sus raíces, que se cortan o las cortan y muere. Una iglesia desunida y dividida es como una jaula de grillos, o una orquesta sinfónica con coro que desafina, disuena y en vez de agradar, deleitar y alegrar de tal manera que reciba aplausos, recibe pitos.

La unidad, es verdad, no es uniformidad; el cuerpo humano sano tiene diversos sistemas, sanguíneo, nervioso, linfático, etc. bien conjuntados y complementarios; una persona tiene mente, memoria, inteligencia, corazón, materia y espíritu, etc., y todas estas dimensiones son riqueza de la misma. Una familia unida está formada por personas distintas, varones y hembras, padres y madres, hijos mayores y pequeños, etc.; todos tienen apellidos comunes, espacios comunes, y un amor que los anuda. Una nación política, cultural, etc., tiene diversidad de tierras y gentes: hay zonas urbanas y zonas rurales, hay personas de izquierda, otros de derecha, otros de centro, unas son más agrícolas, otras son más industriales, etc..., pero todas se necesitan mutuamente. Y en la comunidad eclesial pasa algo parecido: todos iguales porque todos somos bautizados, hijos de Dios y hermanos, pero cada uno con su carisma, con su don, con su función y papel, con su sensibilidad, con su visión, para el beneficio del común.

Es normal y no debemos asustarnos el que surjan problemas, que haya choques, incluso ofensas. La manera de volver a la normalidad deseada y civilizada, sin tirarse los trastos a la cabeza o echar mano de la violencia, es encontrarse, dar el primer paso, adelantarse en el amor, tender la mano, dialogar, abrirnos al otro sin descalificaciones, practicar la estima mutua, respeto y, si es necesario, perdón y dar lugar a la misericordia, buscando el bien común, que es el todos y de cada uno, del todo hombre y de todo el hombre. Hay un dicho clásico que incluso viene recogido por el Concilio Vaticano II en la Constitución Gaudium et Spes (92), que algunos atribuyen a San Agustín, que dice: “In neccesariis, unitas, in non neccesariis, libertas, et in omnibus cáritas” -“en lo necesario, unidad; en lo no necesario, libertad, y en todo caridad”-. Este dicho es, según creo, de Rupertus Meldenius, 1626 y antes, en 1617, el Arzobispo Marco Antonio de Dominis. Responde al espíritu de San Agustín, pero él nunca diría: en lo dudoso, libertad, sino búsqueda de la verdad. Así renunciaremos a Babilonia y nos abriremos a la Jerusalén Pentecostal.

Eso, considero, es lo que entre todos debemos hacer tanto en la sociedad española y palentina como en la Iglesia; y en esta hora especialmente reflexionar fríamente, sin echar gasolina al fuego, y debemos mendigar al Señor orando y uniéndonos a la oración de Jesús en la Última Cena pidiendo la unidad y la paz : «Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, ellos también sean uno en nosotros para que el mundo crea que tú me has enviado» (Jn 17, 21).

+Manuel Herrero Fernández, OSA
Obispo de Palencia

domingo, 17 de septiembre de 2017

17 de septiembre de 2017 XXIV Domingo del Tiempo Ordinario

  • Eclo 27, 30 - 28, 7 Perdona la ofensa a tu prójimo y, cuando reces, tus pecados te serán perdonados 
  • Sal 102 El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia 
  • Rom 14, 7-9 Ya vivamos, ya muramos, somos del Señor 
  • Mt 18, 21-35 No te digo que perdones hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete

El perdón de las ofensas centra la liturgia de la Palabra de hoy. Así en la primera lectura: «Perdona la ofensa a tu prójimo y, cuando reces, tus pecados te serán perdonados». 

Y el Evangelio nos dice: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete». El perdón que pidamos a Dios está ligado al perdón que demos a los demás. Así, en el padrenuestro diremos: «perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden». 

De esa manera, perdonando, imitaremos y viviremos en nuestra vida la inapreciable misericordia de Dios (Sal). 

En la celebración de la Eucaristía Cristo sigue derramando su Sangre para el perdón de nuestros pecados.

“Parroquias al servicio de la misión”

«Las parroquias tienen que estar en contacto con los hogares, con la vida de la gente, con la vida del pueblo. Tienen que ser casas donde la puerta esté siempre abierta para salir hacia los demás. Y es importante que la salida siga una clara propuesta de fe. Se trata de abrir las puertas y dejar que Jesús salga afuera con toda la alegría de su mensaje. Pidamos por nuestras parroquias, para que no sean oficinas funcionales sino que animadas por un espíritu misionero, sean lugares de transmisión de la fe y testimonio de la caridad».
 
Papa Francisco. El Vídeo del Papa. Septiembre 2017

Rezamos con el Papa en el mes de Septiembre 

«La parroquia no es una estructura caduca; precisamente porque tiene una gran plasticidad, puede tomar formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad. Aunque ciertamente no es la única institución evangelizadora, si es capaz de reformarse y adaptarse continuamente, seguirá siendo “la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas”. Esto supone que realmente esté en contacto con los hogares y con la vida del pueblo, y no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a sí mismos. La parroquia es presencia eclesial en el territorio, ámbito de la escucha de la Palabra, del crecimiento de la vida cristiana, del diálogo, del anuncio, de la caridad generosa, de la adoración y la celebración. A través de todas sus actividades, la parroquia alienta y forma a sus miembros para que sean agentes de evangelización. Es comunidad de comunidades, santuario donde los sedientos van a beber para seguir caminando, y centro de constante envío misionero. Pero tenemos que reconocer que el llamado a la revisión y renovación de las parroquias todavía no ha dado suficientes frutos en orden a que estén todavía más cerca de la gente, que sean ámbitos de viva comunión y participación, y se orienten completamente a la misión».

Evangelii Gaudium, 28

sábado, 16 de septiembre de 2017

¿Cómo empieza un cristiano a instaurar la paz?

¿Cómo empieza un cristiano a instaurar la paz?
[DOCAT 274] La paz no comienza en las mesas de negociación. La paz, que viene de lo alto, nace siempre en el corazón humano y, desde allí, se expande. El cristiano encuentra la paz dentro de él y está en paz consigo mismo en la oración y escuchando la palabra de Dios. Los sacramentos son también importantes, sobre todo el de la confesión, que es el auténtico sacramento de paz. La paz interior se encuentra también cuando se da el primer paso y se sale al encuentro del amor verdadero con el prójimo. Para poder vivir en paz unos con otros, los cristianos no tenemos otro método mejor que el de estar siempre dispuestos al perdón y a la reconciliación. La paz de cada uno se irradia por sí sola: a la familia, al círculo de amigos o, en última instancia, a toda la sociedad.
 
En el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia: [95, 517-5178]

¿Por qué necesitamos la fe y los sacramentos para llevar una vida buena y justa?
[YOUCAT 279] Si sólo dependiéramos de nuestras fuerzas, no avanzaríamos mucho en nuestros intentos de ser buenos. Por la fe descubrimos que somos hijos de Dios y que hemos sido fortalecidos por él. Cuando Dios nos da su fuerza, hablamos de «gracia». Especialmente en los signos sagrados que conocemos como Sacramentos, Dios nos otorga la capacidad de hacer realmente el bien que queremos hacer.

En el Catecismo de la Iglesia Católica: [1691-1695]

Virgen del Sayugo: La llamada de una Virgen

Desde hace más de 350 años, se celebra en Gozón de Ucieza, una festividad en memoria y honor de una Virgen: La Virgen del Sayugo, que nosotros llamamos de una forma muy particular: “Nuestra Virgen”, por la que sentimos una singular devoción.

Esta fiesta, que se celebra el tercer domingo de septiembre desde hace más de 350 años, atrae a tantas personas durante tres días, que multiplica por diez o más la población.

Es una fiesta de tanto arraigo en nuestro pueblo, que acudimos a su celebración desde puntos tan distintos de España como: Asturias, País Vasco, Cantabria, Cataluña, La Rioja, Madrid, Valladolid, Valencia, Málaga, y de la provincia de Palencia, desde más de 20 poblaciones; teniendo que hacer una mención especial a todos aquellas personas que desde: Villota del Duque, La Serna, Villaproviano, Villamoronta, Bahillo, Miñanes, Itero Seco, Quintanilla de Onsoña y otros, que nos acompañan cada año por estas fechas, como si fuesen unos vecinos más del pueblo. Y con tanta devoción y aprecio como nosotros. Llegando a sumar más de 230 visitantes cada uno de los tres días de su celebración. O sea, que la mayor parte de los que asistimos a esta celebración tan singular, somos nacidos en el pueblo, o hijos y nietos nuestros. 

Hablando recientemente con una hija mía (nacida en Valladolid) sobre esta fiesta, me comentaba que a ella le gusta desde niña el día de La Virgen, tanto porque vuelve a reunirse con amigos y conocidos de la niñez a los que no la sería posible ver con cierta frecuencia, como por el ambiente abierto y de afinidad que existe, sintiéndose integrada como si allí fuera nacida. Todos nos sentimos bienvenidos, y aceptados sin mas.

En la ermita de la Virgen del Sayugo -situada extramuros de Gozón, en lo alto de una loma a unos 1.000 metros del pueblo- se desarrollan la mayor parte de las celebraciones en su honor.

Los -por desgracia- pocos vecinos del pueblo (23), son gente abierta con todos los forasteros, vengan de donde vengan en cualquier fecha del año y si es en estas fechas, con más motivo si cabe. Por lo que aparte de disfrutar de la celebraciones religiosas, son fechas para ver y recordar tiempos pasados con aquellas personas que en ocasiones no ves desde hace años, y a veces, son momentos de grandes recuerdos y satisfacciones. Así que a todos aquellos que les siga gustando el sabor de las pequeñas cosas, sencillas y llanas de los pueblos, les invito a compartir y vivir estas celebraciones con nosotros.
 
Alfredo Pérez Sevilla

viernes, 15 de septiembre de 2017

Virgen de los Dolores. Su fiesta se celebra el 15 de septiembre

Mater Dolorosa. Escultura en madera policromada y vestidera. Autor anónimo, S. XVIII. Parroquia de San Cristóbal. Arenillas de Nuño Pérez.
Su fiesta se celebra el 15 de septiembre, al día siguiente de la Exaltación de la Santa Cruz. Esta devoción tan difundida tuvo su origen en la Edad Media. Se desarrolló a partir del siglo XI y en 1239 en la diócesis de Florencia, la Orden de los Servitas (siervos de María), fijó la fiesta el 15 de septiembre. Fue potenciada posteriormente por las revelaciones privadas que la Virgen hizo a Santa Brígida de Suecia, a Santa Isabel de Hungría, a San Alfonso María Ligorio, y otros santos.

La devoción a la Virgen de “los siete cuchillos” clavados en su purísimo corazón, hace referencia a los siete dolores que sufrió la Virgen María en su vida terrena. Todos ellos relacionados con episodios de la vida de Jesús relatados por los evangelios. El primero, son las palabras de la profecía del anciano Simeón dirigidas a la Virgen, “una espada de dolor te atravesara el corazón”; el segundo, la huida a Egipto; el tercero, el Niño perdido en el templo de Jerusalén; el cuarto, el encuentro con su Hijo camino del Calvario; el quinto, la Muerte de Jesús en la cruz; el sexto, el recibir su cuerpo bajado de la cruz; y el séptimo, y más doloroso, el que sintió la Virgen cuando Jesús muerto fue colocado en el Sepulcro.

Meditar los dolores de la Virgen es una manera de compartir sus sufrimientos y de pedirle que nuestras penas y sufrimientos los vivamos mirando siempre a su Hijo y ella nos ayude a llevarlos con fe y esperanza y a ser “corredentores” como Ella.

También llamada de las Angustias, Soledad, etc., unas veces se le representa con su Hijo muerto en sus brazos, y otras sola con manto negro, corona, y un corazón con siete cuchillos -tallados o sueltos- realizados en plata y otros metales.

En la Diócesis es muy frecuente encontrarla en parroquias, ermitas cofradías y santuarios. Destacamos las pinturas murales de la ermita de la Virgen de la Piedad de Herrera de Pisuerga, realizadas a comienzos del siglo XX por el pintor palentino Mariano Lantada, que describen los siete dolores de la Virgen.

Texto: José Luis Calvo
Fotografía: Antonio Rubio

Oración
Señor, Tú has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz, haz que tu Iglesia, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su Resurrección.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Las Batuecas

¿Qué fue buscando Víctor, con sus visitas de verano, acercándose al Desierto de las Batuecas? ¿Con quién se encontraba en las vacaciones de verano? Claramente que buscaba a Dios, a través de la profunda soledad y de la inmensa riqueza de los árboles en las montañas. Buscaba a Dios al estilo de la canción 14 del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz:

«Mi amado las montañas / los valles solitarios nemorosos / las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos / el silbo de los aires amorosos». Que todo esto había en el desierto de las Batuecas. Todo menos arena y sequedad. Desierto abundante en árboles frutales de muchas clases.

Desierto de las criaturas, pero no de los pájaros en multitud de colores y variedad de cantos. Desierto de las criaturas, pero no del agua cristalina del río que atravesaba la finca, hasta dejar entusiasmados al rey Alfonso XIII, año 1922, y no menos en la cacería del Rey Juan Carlos I, en marzo de 1989. ¡Cuánto gozó el rey Juan Carlos I conversando con los frailes Carmelitas Descalzos, moradores del convento y de las muchas ermitas que había y hay en la finca!

¿Qué buscaba Víctor huyendo de las playas del mar y recogiéndose en la soledad del Desierto de las Batuecas? Allí se encontraba con su director espiritual, P. Valentín de S. José, religioso sabio, santo y místico cien por cien, enamorado de la doctrina de San Juan de la Cruz.

Por cierto, este excepcional director espiritual, fue quien le aconsejó que debía dividir las vacaciones, estar la mitad de ellas en el desierto y la otra mitad con su esposa e hijos por las tierras de Galicia.

¿Qué buscaba Víctor en el Desierto de las Batuecas? Ni más ni menos que vivir la canción 26 del mismo Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz: «En la interior bodega de mi amado bebí / y cuando salía por toda aquesta vega / ya cosa no sabía y el ganado perdí que antes seguía».

Uno de los padres ermitaños, años y años viviendo en la soledad del Desierto, dice de él al despedirle y lo anota en las crónicas: “Nos ayudaba en todo lo que hacía falta. Era un santo de cuerpo entero, que venía a pasar aquí, en la soledad, todos los años las vacaciones, cumpliendo los trabajos más humildes para el cuerpo. Daba ejemplo a los religiosos”.

Tan pronto llegaba al Desierto se vestía con un hábito de Carmelita, para asistir a todos los rezos de la Comunidad. También a media noche. Más aún, imitando a su director espiritual, alargaba la meditación media hora a la media noche.

Como auténtico ermitaño, cogía la azada y se ponía a cuidar la huerta para que la cosecha de tomates, patatas y cebollas fuera más abundante; y siempre en silencio, como hacían los demás ermitaños.
Las Batuecas son un lugar mimado por la mano del Creador. Se puede cantar y repetir otra estrofa de San Juan de la Cruz, la 36: «Gocémonos Amado / y vámonos a ver en su hermosura / al monte y al collado / do mana el agua pura / entremos más adentro en la espesura».

Germán García Ferreras

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Amad a vuestros enemigos

Escultura del artista Timothy Schmalz
El 17 de agosto, el corazón se nos encogió tras los ataques terroristas en Barcelona y Cambrils. Casi de manera inmediata una de mis preocupaciones fue -y sigue siendo- cuál debe ser la postura que como católicos debemos adoptar.

Recupero algunos fragmentos del Papa Benedicto XVI. Palabras pronunciadas en el Ángelus del 18 de febrero de 2007. Al comienzo de la Cuaresma de aquel año.

El Papa Emérito, a partir del Evangelio de aquel día -“Amad a vuestros enemigos” (Lc 6, 27)- nos decía «¿cuál es el sentido de esas palabras? ¿Por qué Jesús pide amar a los propios enemigos, o sea, un amor que excede la capacidad humana? En realidad, la propuesta de Cristo es realista, porque tiene en cuenta que en el mundo hay demasiada violencia, demasiada injusticia y, por tanto, sólo se puede superar esta situación contraponiendo un plus de amor, un plus de bondad. Este “plus” viene de Dios: es su misericordia, que se ha hecho carne en Jesús y es la única que puede “desequilibrar” el mundo del mal hacia el bien, a partir del pequeño y decisivo “mundo” que es el corazón del hombre».
Continuaba Benedicto XVI diciendo que «con razón, esta página evangélica se considera la carta magna de la no violencia cristiana, que no consiste en rendirse ante el mal -según una falsa interpretación de “presentar la otra mejilla” (cf. Lc 6, 29)-, sino en responder al mal con el bien (cf. Rm 12, 17-21), rompiendo de este modo la cadena de la injusticia. Así, se comprende que para los cristianos la no violencia no es un mero comportamiento táctico, sino más bien un modo de ser de la persona, la actitud de quien está tan convencido del amor de Dios y de su poder, que no tiene miedo de afrontar el mal únicamente con las armas del amor y de la verdad».

«El amor a los enemigos -nos decía- constituye el núcleo de la “revolución cristiana”, revolución que no se basa en estrategias de poder económico, político o mediático. La revolución del amor, un amor que en definitiva no se apoya en los recursos humanos, sino que es don de Dios que se obtiene confiando únicamente y sin reservas en su bondad misericordiosa. Esta es la novedad del Evangelio, que cambia el mundo sin hacer ruido. Este es el heroísmo de los “pequeños”, que creen en el amor de Dios y lo difunden incluso a costa de su vida».

La propuesta a la que debemos responder, la postura que debemos adoptar es clara... «convertirse cada vez más profundamente al amor de Cristo». Pidiendo a María «que nos ayude a dejarnos conquistar sin reservas por ese amor, a aprender a amar como él nos ha amado, para ser misericordiosos como es misericordioso nuestro Padre que está en los cielos».

Domingo Pérez

martes, 12 de septiembre de 2017

Una exposición

Patrimonio Restaurado
Centro Cultural de la Diputación hasta el 24 de septiembre
 
Patrimonio Restaurado es algo más que una muestra de obras del rico arte religioso en nuestra Diócesis; se trata de aportar un granito de arena en la recuperación y conservación del mismo como obligado deber de preservar nuestro patrimonio para las generaciones futuras, al mismo tiempo que se genera empleo, pues el trabajo lo han realizado 10 profesionales de la restauración titulados y en situación de desempleo. En la exposición se pueden contemplar 39 obras restauradas, casullas, una capa fluvial, un sagrario, 12 esculturas y relieves, y obras pictóricas.
 
La restauración de estas obras se ha llevado a cabo gracias al convenio de colaboración entre la Diputación y la Diócesis de Palencia.

lunes, 11 de septiembre de 2017

tres Misioneros distintos

Me inspiró el monje budista que instruía a sus novicios después de regresar de su ruta mañanera de mendicante por las calles del pueblo. Lo que él enseñaba a sus muchachos lo aplico yo a los tres misioneros distintos.

¿Quiénes son esos tres misioneros distintos?
El primero es el misionero que yo quiero ser. Nació cuando yo soñaba en imitar aquel Padre Blanco de barba cana que, hace sesenta años, recorría los seminarios sembrando ilusiones en el corazón de los jóvenes seminaristas. 

Más tarde, ya en Africa, junto con otros visionarios del mundo de los sueños, se fueron sembrando las semillas de un misionero fantástico por los caminos y las aldeas de Zimbabwe. 

Aún está a mi lado ese misionero que quiero ser pero que no acaba de tomar carne y hueso en la realidad. No desdeño ni desprecio a este primer misionero. Me hace bien su compañía. Le invito a caminar conmigo allí donde me llevan las tareas de la rutina de estos pueblos en el corazón de Asia. Pero constato que ese hermano mío y yo no nos identificamos.

El segundo misionero es aquel que otros creen que yo soy. Cuando leo revistas, libros o comentarios provenientes de España o de otros mundos distantes me doy cuenta de que todos tienen un gran aprecio al misionero de lejanas tierras, a quien levantan sobre un pedestal muy elevado. El santo cuanto más lejano más milagroso. En cambio, en su propia tierra el profeta no hace milagros.

La compañía de este segundo misionero me distrae; me hace perder esa “atención” que los orientales exigen para toda actividad y para la vida del espíritu.

Ese segundo misionero se reviste a veces de otros disfraces: por ejemplo, lo que otros esperan o se imaginan que yo hago. La palabrita “proyectos” no puede faltar nunca cuando uno habla de misiones o dialoga con un misionero. Ese segundo misionero en la mente y en los labios de los otros es el misionero de los proyectos.

En un mundo moderno de ofertas y demandas, ese segundo misionero se presenta a mi puerta “demandando” proyectos. Tengo que confesar que no pocas veces he tenido que focejear con dicho visitante para no someterme a sus exigencias.

Y el tercer misionero es el que yo soy. Mi confesor os podría describir este tercer misionero pero suerte para mí que no le es permitido hacerlo. En mi anterior parroquia vivió una familia con dos hijas. A la primera le dieron el nombre de Rocío (en tailandés Namkhan) y cuando vino la segunda la llamaron Lluvia (Namfon).

En contraste con el orden en que vinieron las dos hijas de esta familia, en mi vida de misionero primero llegó la etapa de la lluvia con abundantes actividades misioneras en África donde se ve nacer y crecer a las comunidades como las plantas del huerto al contacto con el agua que desciende del cielo. En muchas partes de África la vida cristiana corre abundantemente como agua que llena ríos y pantanos. Esa lluvia que desciende sobre la montaña y riega los campos está empezando a producir ya frutos maduros en aquel continente: Una Iglesia joven pero dinámica.

Mi segunda etapa de misionero por estas tierras de Tailandia es la del “rocío”. Quizá sea esta la palabra que puede describir al misionero que ahora soy: rocío.

Tenemos misioneros de la palabra, misioneros itinerantes, liberadores, misioneros de los areópagos modernos de los medios de comunicacion, los sembradores y ejecutores de proyectos, etc. A mí me toca ahora ser simplemente rocío. “Seré como rocío para Israel; él florecerá como el lirio y hundirá sus raíces como el Líbano” (Oseas 14,6). En aquellas tierras desérticas del Medio Oriente una gota de rocío tiene tanto valor como un pantano repleto de agua. La flor languidece cuando le afecta el sol tropical, el bochorno de las tentaciones o persecuciones, la sequía de unos cielos adornados por nubes estériles.

Cada mañana me hago esta pregunta: ¿Cómo puedo ser yo hoy rocío para las personas en mi entorno?
Veo languidecer las ilusiones de muchos jóvenes que llevados por los vientos de esta sociedad de cambios repentinos caen en la cuneta con su educación truncada y son lanzados a un mercado laboral inestable y opresor. Jóvenes parejas fracasadas y frustadas. Ancianos en soledad a quienes la nueva sociedad ya no acompaña como era la tradición de los antiguos. La flor que languidece rebrota con el rocío, se refresca, cobra vida y belleza. Ahí tengo yo una tarea que cumplir: ser rocío que reconforta.
El rocío no es como los ciclones que azotan con tanta frecuencia a países como a nuestro vecino de Filipinas. Su llegada no es repentina ni acompañada de truenos, no quebranta la hoja con su peso, se deja transformar en vapor invisible con el calor del día... pero se deposita nuevamente sobre las mismas hojas todas las mañanas. Sin ruido se hace presente cada día desde antes de la aurora.

Y cuando yo mismo experimento que mi flor se marchita y languidece acudo antes de que salga el sol a Quien es el verdadero rocío que me puede transformar en lirio para el jardín de este mundo; “como el lirio entre los cardos”, que recitaba el poeta del Cantar de los Cantares.

Ángel Becerril, sacerdote diocesano, misionero en Tailandia

domingo, 10 de septiembre de 2017

10 de septiembre de 2017 XXIII Domingo del Tiempo Ordinario

  • Ez 33, 7-9 Si no hablas al malvado, te pediré cuenta de su sangre 
  • Sal 94 Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón» 
  • Rom 13, 8-10 La plenitud de la ley es el amor 
  • Mt 18, 15-20 Si te hace caso, has salvado a tu hermano.
Somos responsables no solo de nuestra salvación sino también de la de los demás. Así se lo dijo Dios al profeta Ezequiel: «tú no hablas para advertir al malvado que cambie de conducta, él es un malvado y morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre» (1 Lect). 

Y en el Evangelio Jesús nos habla de la corrección fraterna: «Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano». Así practicaremos el amor al prójimo (2 Lect). 

Por otra parte, recordemos que todos somos pecadores y que debemos estar abiertos a la conversión. «Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: “No endurezcáis vuestro corazón”» (Sal).

jueves, 7 de septiembre de 2017

Terror y dolor

El verano nos ha dejado sangre, sudor y lágrimas. Sangre de atentados terroristas, sufridos en carne propia (Cataluña es carne propia, o sea, española). Sudor de impotencia y de miedo. Y lágrimas, mezcladas con fanatismo y odio, desencadenado por envenenados adolescentes casi en edad escolar. Las flores de las ramblas barcelonesas se han cerrado en la noche de la vergüenza y del dolor. Y la guadaña de la muerte se ha paseado con sonrisa siniestra sobre villas tan hermosas como Cambrils y Alcanar.

Hay una primera respuesta, recogida del sentir de la calle: “Superemos el miedo” (nos referimos al miedo que se nos agarra al pecho y nos paraliza sin dejarnos avanzar). Como dicen ellos, “No tenim por”. Con miedo no se vive, ni se piensa, ni se es interiormente libre. Con miedo todo se confunde, y hasta las personas, las ideas y creencias se tornan en fantasmas de dimensiones gigantescas.

Pero, ahora que hemos enterrado algunas de las víctimas, lloremos también por nosotros mismos. En pleno verano turístico, han sido asesinadas personas de 35 países. Ello quiere decir que no estamos seguros en ningún lugar del mundo. Frente al yihadismo, es igual que usted viaje a Barcelona, a París, a Roma, a Londres o a Nueva York. Ellos están allí, en cualquier lugar. Con sus rencores, sus fanatismos y sus cuchillos. Vaya usted donde vaya, puede pisar la mecha, ya incendiada, de una guerra declarada. Una guerra increíble, pero tan cierta como la sangre derramada, que se seca y olvida sobre el asfalto. Lloremos y actuemos. Corrijamos nuestras equivocaciones. Me refiero a los errores de Europa. El viejo continente ha tirado por la ventana lo mejor de su tradición cristiana. No pocos se han desprendido de la fe, y la han arrojado, como inservible, al estercolero del relativismo moral. Lejos del Dios-Amor, el firmamento se puebla de dioses terroríficos, y todos podemos caer en un nihilismo tan arrasador como el de los nefastos terroristas. Lloremos, pues, por nosotros mismos...
Finalmente, se yergue por doquier la tentación de la violencia, para conseguir determinados fines. Jesús, injustamente atropellado, prefirió sufrir en su carne la violencia antes que morir matando. Jesús, que vivió entregado a la causa de un Dios Amor, le dijo a Pedro: «Guarda la espada, porque todos los que empuñan la espada, serán víctimas de ella» (cf. Mt 26,52). 

En definitiva, con la violencia y la guerra nada se arregla y todo se pierde. Sobre todo, se pierden vidas. Una sola vida segada o suprimida (más si es en nombre de Dios), es algo abominable. “No matarás” -dijo el Dios de Abraham, de Ismael y de Jesús (Dios de todos los pueblos).

Ahora, sin embargo, se muere y se mata a la luz del día. A orillas del ese mar luminoso que es el Mediterráneo. Se mata en Cataluña. Por donde el mar, este verano, ha derramado sus más oscuras lágrimas en forma de salobres y desconsoladas olas.

Eduardo de la Hera