domingo, 4 de febrero de 2018

Discípulos misoneros con Cristo y María



El pasado 2 de febrero la ciudad de Palencia celebró la Fiesta de su Patrona, Nuestra Señor de la Calle. Nuestro Obispo, en su homilía, animó a abrirnos a María, que viene «a nuestro encuentro como Madre. Sale de sí, para acogernos, escucharnos, demostrarnos su cariño y su amor y protegernos». Y ante las situaciones en las que parecemos hundirnos nos recordó: «mira a María, invoca a María. Ella que es madre, la madre de Cristo y tu madre, nuestra madre, escucha, atiende y actúa».
 
Abrirnos al encuentro con María y abrirnos a Cristo... «el Dios que viene pequeño, humilde, solidario, humilde, pobre, sufriente, comprensivo, misericordioso; que se sujeta a la ley, que tiende la mano no a los ángeles, sino a ti, a mí, a todos; que es fiel y compasivo».

Nuestro Obispo pidió a Nuestra Señora de la Calle que nos aliente a «ser discípulos misioneros como ella; discípulos misioneros, como reza nuestro Plan de Pastoral, alegres; ella es la Mujer y Madre que se alegra, no porque salgan bien las cosas, porque el éxito le acompañe, sino en el Señor, “porque ha mirado la humildad de su esclava”. La fuente de nuestra alegría está en Dios que es Amor, nos ama a pesar de todos los pesares, nos ha hecho sus hijos, nunca nos abandona, siempre nos acompaña y nos perdona. Con Cristo siempre nace y renace la alegría. En él y desde él se construye la iglesia, la familia que vive y se organiza en comunión».

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