jueves, 15 de febrero de 2018

«Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» (Mt 24,12)



El Papa Francisco en su Mensaje para la Cuaresma escribe que «una vez más nos sale al encuentro la Pascua del Señor», y explica que para prepararnos a recibirla, la Providencia de Dios nos ofrece cada año la Cuaresma, que define «signo sacramental de nuestra conversión».

Un Mensaje mediante el cual desea «ayudar a toda la Iglesia a vivir con gozo y con verdad este tiempo de gracia», y lo hace inspirándose en una expresión de Jesús según el Evangelio de Mateo: «Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría».
 
«Esta frase -explica el pontífice, se encuentra en el discurso que habla del fin de los tiempos, ambientado en el Monte de los Olivos, donde tiene comienzo la pasión del Señor». Y añade: «Frente a acontecimientos dolorosos «algunos falsos profetas engañarán a mucha gente hasta amenazar con apagar la caridad en los corazones».

Los falsos profetas

Según Francisco, se trata de «los encantadores de serpientes, que se aprovechan de las emociones humanas para esclavizar a las personas y llevarlas adonde ellos quieren, y los charlatanes que ofrecen soluciones sencillas e inmediatas para los sufrimientos». Para no caer en los engaños del padre de la mentira, el Para invita a «no quedarnos en un nivel inmediato, superficial, sino a reconocer qué cosas son las que dejan en nuestro interior una huella buena y duradera, porque vienen de Dios y sirven para nuestro bien».

A continuación, Francisco aborda nuevamente un tema para él querido: el de las enfermedades del corazón. Y lo hace citando a Dante en la Divina Comedia, que describe el infierno como un lugar de frío, donde la llama del amor se ha extinguido. Las señales que indican que el amor corre el riesgo de apagarse son «la avidez por el dinero, el rechazo de Dios, y la violencia contra aquellos que consideramos una amenaza a nuestras certezas».

¿Qué hacer?

La Cuaresma nos propone la medicina de la oración, el ayuno y la limosna para combatir estas dolencias.

Por medio de la oración, el corazón descubre «las mentiras secretas con las cuales nos engañamos a nosotros mismos». La limosna, «nos libera de la avidez y nos ayuda a descubrir que el otro es mi hermano». Y finalmente, el ayuno «debilita nuestra violencia, nos desarma, y es una importante ocasión para crecer, permitiéndonos experimentar lo que sienten aquellos que carecen de lo indispensable».

24 horas para el Señor

Por último, el Papa anima a repetir en al menos una iglesia de cada diócesis, la iniciativa «24 horas para el Señor», el 9 y 10 de marzo, y la celebración del sacramento de la reconciliación en el marco de la adoración eucarística, porque «si en muchos corazones a veces da la impresión de que la caridad se ha apagado, en el corazón de Dios no se apaga. Él siempre nos da una nueva oportunidad para que podamos empezar a amar de nuevo».

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