domingo, 11 de febrero de 2018

11 de febrero de 2018 - VI Domingo del Tiempo Ordinario

- Lev 13, 1-2. 44-46 El leproso vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.
- Sal 31 Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.
- 1 Cor 10, 31 - 11, 1 Sed imitadores míos como yo lo soy de Cristo.
- Mc 1, 40-45 La lepra se le quitó, y quedó limpio.

En tiempos de Jesús, la lepra, aparte de una grave enfermedad, era un motivo de aislamiento y algo que hacía al hombre impuro. Un leproso, saltándose las leyes, se acercó a Jesús y le suplicó que lo curara. Y Jesús lo hizo tocándole la cabeza. No es la lepra la que nos hace a nosotros impuros, sino nuestros pecados. Llenos de fe, debemos acercarnos a Jesús para que nos limpie, de modo especial en el sacramento de la penitencia. Por otra parte, la oblación de la eucaristía también nos purifica y nos renueva (cf. oración sobre las ofrendas). En ella está la fuente de donde brota la vida verdadera (cf. oración después de la comunión).


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