domingo, 9 de octubre de 2011

A todos los que encontréis, convidadlos a la boda

9 de octubre de 2011 - XXVIII Domingo de Tiempo Ordinario

- Is 25, 6-10a. El Señor preparará un festín y enjugará las lágrimas de todos los rostros.
- Sal 22. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
- Flp 4, 12-14. 19-20. Todo lo puedo en aquél que me conforta.
- Mt 22, 1-14. A todos los que encontréis, convidadlos a la boda.

Quizá en el último domingo dedicado a estas cuatro parábolas de Mateo, que nos han presentado diversos aspectos de la historia del reino de Dios, se podría resumir su línea de fondo: Dios, el Padre, nos comunica su amor, sobre todo en Jesucristo. Y este amor de Dios deberá hallar respuesta de todos nosotros: Dios nos envía a trabajar a su viña y a todos los que se apuntan, más pronto o más tarde, les da generosamente su jornal (Domingo 25); La respuesta no debe ser un “si” de palabra, sino de hechos (26); Nosotros somos la viña que Él quiere y que espera dé frutos de justicia (27); y nos llama a trabajar en un camino hacia la gran fiesta eterna, que Él quiere para nosotros, este domingo (28), con la parábola del “banquete del Reino”. 

Mateo une aquí dos parábolas, la de los invitados a la boda y la del comensal sin vestido apropiado. Ciñéndonos a la primera parte, el rey que celebra las bodas de su hijo representa al Padre, que en la venida de su Hijo quiere mostrarse a su pueblo en el banquete de la vida y la felicidad. No conviene olvidarlo es un banquete, en un mundo y una cultura que ha criticado a la religión como algo opuesto a la felicidad del hombre. Y es una llamada también a conseguir una Iglesia, un estilo de vida cristiano festivo, gozoso e ilusionado. Un momento importante de esta iglesia festiva es la Eucaristía, que nos prepara para un gran banquete, una inmensa fiesta para siempre.

Llega el momento de celebrar el banquete, el rey avisa a sus invitados: “todo está a punto, venid a la boda”. Pero “no le hicieron caso, uno se fue a sus tierras, otro a su negocios, los demás maltrataron a sus criados”. El rey dolido, “los convidados no se lo merecían, mandó a sus criados que salieran a lo caminos... y reunieron a todos los que encontraron buenos y malos”. La invitación de Jesús es para todos, buenos y malos; pero no todos tienen la limpieza de corazón para dar una respuesta honda. ¿Cuál es el “traje de bodas”?- segunda parábola- el traje para San Agustín es la caridad: “nadie es pobre para llevar ese vestido nupcial” (Sermón 95.7). 

José González Rabanal

No hay comentarios:

Publicar un comentario