La honra del mundo

Para San Juan de Ávila, tan importante es el tema de la “honra del mundo”, que le dedica tres capítulos en su libro Audi filia. Honra que se cultiva en el mundo, que envuelve la razón de obrar de los humanos... y es el primer peligro para la felicidad cristiana.

Tratando de la honra hace un comentario a la doctrina de Jesús: “Quien se avergonzare de Mí y de mis palabras, avergonzarse ha de él el Hijo de la Virgen, cuando viniere su Majestad, y de su Padre y de sus ángeles”. Y exclama: “Oh, con qué ímpetu será entonces echada la honra de Babilonia en los profundos infiernos, en compañía de tormentos del soberbio Lucifer, pues quisieron ser compañeros de él en la culpa de la soberbia”.

Interesante la advertencia que nos hace: “No se burle nadie, ni tenga por pequeño mal el amor de la honra del mundo, pues el Señor, que escudriña los corazones, dijo a los fariseos: ¿cómo podéis creer en Mí, pues que buscáis ser honrados unos de otros, y no buscáis la honra que de sólo Dios viene?” Y, como en sus sermones y cartas, acude a San Pablo: “No plega a Dios que yo me honre sino en la cruz de Jesucristo nuestro Señor; y desearéis cumplir lo que el mismo Apóstol dice: Salgamos a Cristo fuera de los reales, imitándole en su deshonra”.

Cuando la honra es fruto de la soberbia... o la soberbia se confunde con la honra, es señal que predomina la mentira y esta es contraria a la Suma Verdad. Citando a San Juan Crisóstomo dice: “Andar entre honras y no pegarse al corazón del honrado, es como andar entre mujeres hermosas, sin alguna vez mirarlas con ojos no castos”. Y añade: “La experiencia nos ha mostrado que las dignidades y lugares de honra muy pocas veces han hecho de malos buenos y muy muchas de los buenos malos”.

Afirma nuestro Doctor: “Si es atrevimiento muy grande, y contra el ejemplo de Cristo, recibir el estado de honra, cuando lo ofrecen, ¿qué será desearlo y qué será procurarlo? Porque, para decir cuánto mal es dar dineros por ello, no hay hombre que baste”.

Germán García Ferreras