Los mecanismos que prevé el Código de Derecho Canónico son los mismos que se llevan a cabo en el caso de fallecimiento de un Papa.
En este sentido, a partir del próximo 28 de febrero a las 20h asumirá la supervisión de la Iglesia el Cardenal Camarlengo. Su tarea será la de despachar los asuntos ordinarios y convocar un nuevo cónclave que se celebrará en un plazo corto. En el mismo son electores todos los cardenales que no hayan cumplido 80 años.
Una vez iniciado el cónclave, para la elección del nuevo Pontífice se tienen que obtener en votación los dos tercios de los votos. Las votaciones se llevan a cabo en la Capilla Sixtina en dos sesiones por la mañana y dos por la tarde, ininterrumpidamente. Las papeletas se queman después de la elección y da origen a la fumata. Si las papeletas se queman con paja quemada sale el humo negro, que informa de que no ha habido quórum y se procede con otra votación.
Una vez el elegido haya obtenido los votos necesarios, el Camarlengo le preguntará si acepta el cargo y el nombre que quiere elegir para su Pontificado.
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