No todo el mundo tiene la suerte de llegar a los 100 años y hacerlo en plenitud de facultades tanto físicas como espirituales. La protagonista de hoy, cumple estos requisitos y eso a pesar de haber pasado por dificultades y de no haber gozado de todas las comodidades. De hecho, a sus 100 años, le sigue sorprendiendo y pareciendo un lujo contar con una celda individual y que tenga baño. Hablamos de la Madre Asunción Bernal, monja cisterciense del Monasterio de Ntra. Sra. de Alconada. Cumplió 100 años el pasado 18 de abril y el 30 de ese mes, nuestro Obispo presidió una Eucaristía de Acción de Gracias en la Iglesia del Monasterio por su larga vida. La M. Asunción nació en Quintanilla de Vivar (Burgos), la mayor de 9 hermanos.
Ingresó en la Orden Cisterciense por una prueba de voz, a los 24 años. Tenía una inquietud religiosa pero no sabía cómo materializarla... como ella misma dice: “Yo no tenía dote para entrar en un monasterio porque mi familia no contaba con recursos, pero una vez fue al pueblo un monje de Cóbreces y entré en la Sacristía para comentarle mi inquietud religiosa. Él me dijo que por la dote no me preocupara, que me hacía una prueba de canto y que si valía, podría ingresar en el monasterio, debí gritar mucho y no cantar del todo mal, porque enseguida pude ingresar en el monasterio de San Quirce (Valladolid). Mi padre estaba en el hospital debido a que un camión le había atropellado, me despedí de él allí en el hospital y mis hermanos, a pesar de que me querían mucho, estaban encantados de que me fuera al monasterio, porque dicen que les reñía mucho y les enderezaba” (la madre Asunción se ríe al recordar esos tiempos...).
Después de San Quirce pasó a Aranda de Duero donde permaneció más de 30 años, pasando necesidad y dificultades, pero con Dios todo se puede. Y en el año 85 llegó con otras tres monjas a Alconada. “Nos tachaban de locas por venir aquí cuatro hermanas. El recinto estaba muy descuidado pero ahora, cuando contemplo el paisaje desde mi habitación, veo que nuestra misión aquí cobra todo el sentido”.
¿Cómo es su día a día en el monasterio?
Rezo, leo, contemplo el paisaje desde mi celda y también coso, si tengo algún roto yo me las apaño. (La priora Sor Mónica dice que la M. Asunción tiene muy buena mano con las inyecciones y que cuando alguna de las hermanas sufren un ataque de ciática es ella quien les pone la banderilla).
¿Qué tal se lleva con el resto de hermanas?
Nos llevamos muy bien, gracias a Dios, es lo bueno que tenemos. Lo que una sufre, lo sufren las demás y lo que una goza, lo gozan las demás. Nos llevamos muy bien.
¿Qué balance hace de sus 76 años de vida religiosa?
La vida religiosa me ha gustado siempre mucho, a pesar de que hemos pasado muchas dificultades, pero hemos pasado por todo lo que había y se presentaba y hemos salido adelante.
¿Cómo es su relación con Dios?
Como tengo tanto silencio, tengo ocasión de estar mucho con el Señor, de contemplarlo y de pedirle por este pobre mundo que tanto sufre y de pedir por todos.
El silencio, ¿favorece la relación Dios?
El silencio es el medio. Es facilísimo estar con Dios en el Silencio.
Natalia Aguado León
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