miércoles, 11 de abril de 2012

El Árbol de la Cruz

Entrevista de Fernando Caballero publicada en El Norte de Castilla el 26 de marzo de 2012

Eduardo de la Hera nació en Tremaya (La Pernía). Doctor en Teología, antiguo profesor del Seminario y en centros docentes públicos, presentó en la Casa Junco su nuevo libro, “El árbol de la Cruz. 150 reflexiones sobre la cruz y el crucifijo” (Ed. San Pablo). Dedicado a los cofrades palentinos, la presentación se enmarcó en el Pórtico de la Semana Santa.
 
¿Cómo define este libro?
Se trata de un libro sencillo al alcance de todo el mundo. Es un libro de reflexión. Son 150 reflexiones literarias sobre el signo o símbolo más importante que tenemos los cristianos: la santa cruz. Uno de los símbolos más universales. La cruz está presente en el mundo entero.
 
¿Qué temas aborda?
Hablo, por supuesto, del crucificado que es el que da sentido a la cruz. Pero también hablo del símbolo de la cruz, que, como digo, es el símbolo cristiano por antonomasia: símbolo de entrega, de generosidad y de sacrificio.
 
¿Es un libro de espiritualidad cristiana?
Podría llamarse así, efectivamente. Pero es también un libro para no creyentes con una actitud positiva hacia la fe. Es un libro escrito con el sentimiento. He puesto mucho corazón en él. Contemplar al crucificado es toda una lección de cómo hemos de vivir y morir. Hay que darse cuenta de que Cristo muere como había vivido: amando y enseñando a amar. Muere perdonando. Pero también hablo estrictamente de los crucificados de la tierra. Los crucificados, hoy, son muchos. Tienen nombres y rostros humanos. Son los desempleados, enfermos, impedidos, injustamente maltratados, víctimas de los grandes poderes de este mundo y de los reveses de fortuna.

¿La cruz no es símbolo también de poder?
Sí, en algún momento del devenir histórico, la cruz también se ha convertido en símbolo de poder, de conquista y reconquista, de cruzada. Hablo también en el libro de esto: los símbolos hay que estar abrillantándolos siempre. Puede haber intereses creados que los oscurezcan. Y hemos de vigilar para recuperar su significado primero. La cruz, insisto, es símbolo de entrega, de generosidad y sacrificio.
 
¿Por qué el título de “El árbol de la cruz”?
Los cristianos celebramos en la liturgia del Viernes Santo a la cruz como un “árbol portador de vida”. La cruz es un árbol que ha extendido sus remas por el mundo entero. Es un símbolo universal, que pertenece tanto a la cultura occidental como a la oriental -recuérdense las cruces bizantinas-. Pero además, es el símbolo de los perdedores, a quienes determinada gente no valora, no da importancia, pero Dios sí, Dios sigue siendo fiel a ellos. Dios les da la razón. Dios resucita para la vida a todos los que, como Cristo, intentan permanecer fieles.
 
¿Por qué dice que la cruz es un signo?
La cruz representa lo mejor de nuestra fe cristiana. El cristianismo es un poco paradójico, puesto que habla de entregar la vida para recuperarla, habla de sacrificarse por y para los demás, para fructificar en bien de todos. Los humanos entendemos y distinguimos muy bien lo que es generosidad, sacrificio callado y entrega por amor. Esto es lo que simboliza la cruz.
 
¿Cómo ve a las cofradías penitenciales?
Cofradía es lo mismo que confraternidad. Hermandad cristiana. Es una asociación esencialmente laical, es decir, de cristianos de toda edad, etnia y profesión, con unos derechos y unos deberes. Hay muchas clases de cofradías. Yo estoy solo en las cofradías penitenciales, que, entre otras cosas, se dedican a solemnizar la Semana Santa. Hay otras cofradías que están centradas en el culto a la Eucaristía -las sacramentales- o en el culto y veneración a los santos. Entre los hermanos de las cofradías, como entre el resto de los cristianos, los hay más o menos coherentes, fervorosos y fieles. Pero yo miro también la buena voluntad que tiene la mayoría. Suelen ser personas que viven una fe sencilla.
 
¿Qué función cumple el delegado episcopal para las cofradías penitenciales?
Las cofradías son asociaciones eclesiales. Deben estar vinculadas a la Iglesia. Si no, serían asociaciones culturales. Yo estoy allí con ellos, represento modestamente al obispo, hago camino con ellos, camino de buen pastor, les ayudo en lo que puedo. Rezamos juntos. Confraternizamos. Y tratamos de compartir pequeñas dificultades prácticas que van surgiendo... Conozco a bastantes cofrades y tengo una relación muy especial con los hermanos mayores de las nueve cofradías palentinas. Pero también conozco a miembros de las cofradías de la provincia, como Osorno o Guardo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario