El aborto hiere el alma de todos los que están involucrados en él, no solamente destruye la vida del niño no nacido, sino que también deja un sendero de dolor y destrucción sin igual a cualquier otra injusticia de la sociedad contemporánea.
Las consecuencias del aborto provocado son algo más que psicológicas y no solo para la madre, sino para todos los implicados en el mismo y para la sociedad en su conjunto. Es una herida muy profunda en la persona que la afecta en todas sus dimensiones y es, sobre todo y ante, todo una herida interior, espiritual, que se manifiesta psicológica e incluso físicamente.
La Iglesia, que valiente y claramente defiende como algo sagrado la vida de los no nacidos tiene obligación de atender a la multitud destruida por el aborto.
Así nos lo encomienda el Santo Padre Benedicto XVI: “El primer deber de la Iglesia es acercarse a estas personas con amor y consideración, con atención maternal y proclamar la cercanía de Dios en Jesucristo. No os dejéis vencer por el desánimo y no perdáis la esperanza”.
Esto es el Proyecto Raquel, la respuesta de la Iglesia Católica ante el drama del aborto, que ofrece un camino de esperanza, reconciliación y sanación. Basado en el Sacramento de la Reconciliación, el Proyecto Raquel es esfuerzo integral que combina lo espiritual y lo psicológico. Una organización diocesana en red compuesta sacerdotes, psicólogos, psiquiatras, y consejeros especialmente formados para ofrecer una atención individualizada a las personas después de un aborto.
En el Proyecto Raquel se acompaña y ayuda a las personas en su proceso de sanación psicológico y espiritual: Que puedan narrar su historia y su dolor; superar los mecanismos de defensa que han desarrollado para poder enfrentarse a su aborto; desahogar todas las experiencias, sentimientos, imágenes y palabras que han sido tan dolorosos para ella y que quizá durante mucho tiempo ha tenido bloqueadas; preparar el camino para el Perdón y la Reconciliación y terminar el proceso de reconciliación y personalización de su hijo abortado y seguir su vida con esperanza. Con una nueva alegría y paz descubiertas.
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