La Virgen Santa Cecilia acompañada de instrumentos musicales cantaba al Señor en su corazón diciendo:
“Que se conserven puros Señor, mi corazón y mi cuerpo,
así no quedaré avergonzada”.
así no quedaré avergonzada”.
Con las manos extendidas oraba al Señor y su corazón ardía con fuego celestial. Señor, haz que nuestros cantos y nuestra música en la liturgia se hagan siempre para mayor honra y gloria tuya, y sean expresión comunitaria de nuestra fe en ti y gozo por tu bondad y misericordia. Que como Santa Cecilia cantemos más con el corazón que con los labios y todos los músicos reciban algún día tu recompensa en la liturgia definitiva del cielo.
Santa Cecilia. Autor: Manuel García. Año 1746. Parroquia de Autillo de Campos
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