lunes, 7 de noviembre de 2011

Santos y Difuntos


Los católicos no creemos en el destino... y tampoco creemos en la reencarnación. Para los católicos, la muerte forma parte de la vida... no es una ruptura especialmente importante. Nos fiamos de Jesús que dio su vida por nosotros para que tengamos vida eterna. Creemos que Jesús resucitó y también nosotros resucitaremos con Él.

Los católicos debemos afrontar la muerte con serenidad, con confianza. Fijarnos en Jesús cuando vio que su muerte se aproximaba y tratar de tener sus mismas actitudes y su confianza en el Padre Dios.

 
Hay que aprender a aceptar que la muerte forma parte de la vida... poco a poco, fiándonos de Dios, poniendo en Él nuestra confianza. Sabemos que todo no acaba con la muerte. Sabemos que el amor es más fuerte que la muerte.

Cuando muere un ser querido, nuestro amor hacia él permanece intacto, no muere nunca. Su muerte no es una despedida... es un encuentro con Dios.

Confiemos en el Señor de la Vida que continuamente nos anima para que nuestra existencia mortal tenga siempre destellos de inmortalidad.

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