13 de noviembre 2011 - XXXIII Domingo de
T. Ordinario
- Pr 31, 10-13. 19-20. 30-31. Trabaja con
la destreza de sus manos.
- Sal 127. Dichoso el que teme al Señor.
- 1Ts 5, 1-6. Que el día del Señor no os
sorprenda como un ladrón.
- Mt 25, 14-30. Has sido fiel en lo poco,
pasa al banquete de tu Señor.
Para
los que seguís el comentario teniendo el evangelio delante veréis que el texto
de hoy -parábola de los talentos- enlaza con la invitación del domingo
anterior: “velad porque no sabéis el día ni la hora” por medio de una partícula
explicativa “sucede TAMBIEN”, de modo que la parábola quiere invitar al
discípulo y ahondar en la intención del domingo pasado a vivir con la mirada
puesta en el futuro; con una llamada para que nuestras cualidades y dones
fructifiquen al servicio del amo, es decir, al servicio del Reino, que es así
gracia y tarea.
“Un
hombre que se iba al extranjero llamó a sus empleados y les dejó encargados de
sus bienes. A uno le dio cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno; a
cada cual según su capacidad”. Ese Señor es Dios que confía a los hombres un
gran capital -cinco talentos serían 150 Kilos de plata-: la fe, la gracia, el
perdón; valores humanos y cristianos: las fuerzas la salud, capacidades
intelectuales, habilidades técnicas... y no hay lugar a la envidia o la
comparación: Dios da a cada uno según su capacidad.
“Todo don, toda manifestación del amor de
Dios, nos hace deudores de Dios, nos hace deudores de nuestros hermanos”
¿Agradezco a Dios los dones recibidos y les pongo al servicio de todos, en la
Iglesia, en el mundo?
José González Rabanal
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