El sentido de pertenencia a la Iglesia debe llevarnos a
todos a implicarnos más en las tareas pastorales, pero, la Iglesia necesita, también,
de nuestra colaboración económica. Las aportaciones voluntarias de los
católicos es la parte más importante del sostenimiento económico de la Iglesia. La mejor
forma de colaborar es con una aportación periódica personal o familiar, abonada
por domiciliación bancaria. La cuantía dependerá de la situación económica
familiar y de la generosidad de sus miembros. Os bendice afectuosamente.
+ Mons. Escudero. Obispo de Palencia
El 13 de noviembre la Iglesia española celebra el Día de la Iglesia Diocesana.
Y es este un buen momento para recordar lo que nos enseña el Concilio Vaticano
II: “La diócesis es
una parte del Pueblo de Dios que se confía a un obispo para que la apaciente
con la colaboración de su presbiterio. Así, unida a su pastor, que la reúne en
el Espíritu Santo por medio del Evangelio y la Eucaristía, constituye
una Iglesia particular. En ella está verdaderamente presente y actúa la Iglesia de Cristo una,
santa, católica y apostólica”.
Celebramos el día de nuestra diócesis de Palencia. Un día
para reflexionar, para rezar, para dar gracias a Dios por todas las personas
que dejan su tiempo en las tareas que la Diócesis lleva a cabo. Y también un día... para
ayudar económicamente a las muchas necesidades de las comunidades cristianas de
nuestra querida diócesis.
Démonos cuenta de que, más allá de mi comunidad parroquial,
de mi unidad pastoral, de mi movimiento apostólico o de mi convento o
monasterio... todos juntos formamos una misma Iglesia particular. Sintámonos
unidos en comunión de amor con Dios Padre por Cristo en el Espíritu Santo... y
sintámonos unidos entre nosotros por los lazos de la comunión eclesial.
Nuestra Iglesia de Palencia es ante todo una comunidad de creyentes que
se pone al servicio del mundo desde la Esperanza, la Fe y la Caridad.
Una Esperanza que hemos recibido, sostenida de manos de
Nuestro Señor Jesucristo, Dios y Hombre verdadero que nos ha revelado,
demostrado, en su propia existencia que es posible lo que esperamos.
Tratamos de vivir con esa Esperanza, con el anhelo de poner
nuestro grano de arena para la construcción de un mundo nuevo habitado por
hombres nuevos. Casa de todos, donde podamos vivir como una familia que se
quiere de verdad.
Una Fe que nos proyecta a ser testigos activos para que lo
que creemos no se quede en palabras vacías... y convertirnos en comunidad de
Amor y Caridad.
Sabemos, y vamos experimentando, que por Amor al hombre,
Dios envió a su Hijo al mundo. Que por Amor al hombre y al mundo el Hijo gastó
su vida hasta la muerte para romper las cadenas que nos tienen atrapados. Que
por Amor resucitó de entre los muertos para que la Esperanza se convierta
en realidad cierta, en primicia de lo que esperamos y El Espíritu Santo la
alienta y acompaña hasta el final.
Una fe que nos anima a “anunciar la Buena Noticia”. Una
fe que es capaz de alentar a misioneros, sacerdotes, padres, catequistas,
maestros, jóvenes, adultos y mayores, religiosos y religiosas... entreguen su
tiempo -y a veces su vida- a los demás para que otros conozcan a Jesús y
encuentren lo que da un sentido pleno a nuestra exitencia.
Una fe que nos empuja a la Caridad. Caridad
cristiana que se manifiesta por la comunión entre nosotros, como hijos de Dios
y hermanos y amigos de Cristo que somos, donde no caben enemistades ni
partidismos.
Y caridad para con los más necesitados, a través de las
muchas instituciones benéficas que la diócesis mantiene, con la ayuda económica
de los fieles, en el campo de la sanidad, de la pobreza, de la marginación y de
la exclusión social. Sin olvidar la ingente obra misionera de tantos
sacerdotes, fieles laicos, religiosos y religiosas palentinos.
Muchas veces olvidamos que junto a cada templo hay un
sacerdote y un grupo de personas que se preocupan de que todo esté a punto...
que gastan horas para que todo esté en su sitio y a punto.
Cientos de personas anónimaa... colaborando en las múltiples
tareas necesarias para que todo esté en orden. Para que todo esté limpio. Para
que todo sea lo más auténtico y digno a la hora de celebrar la fe, a la hora de
transmitirla a grandes y pequeños, a la hora de acompañar al que sufre. A la
hora de mostrar nuestro arte... Que Dios se lo Pague.
No hay comentarios:
Publicar un comentario