Una apuesta decidida por los últimos y excluidos, misión de Caritas, en el Centro de Acogida a Personas sin Hogar de Palencia.
«Tuve hambre y me disteis de comer, estaba desnudo y me vestisteis, fui forastero y me acogisteis, estaba enfermo y en la cárcel y viniste a verme» (Mt 25, 36-37).
Esta apuesta pasa por trazar procesos en los que las personas, cada persona, se convierta en el núcleo central y sea protagonista de su propio desarrollo.
Estos procesos son largos y a veces complicados, atendiendo a la mayor o menor desestructuración a la que haya llegado la persona.
Nos encontramos con personas, en las que el puzle de su vida tiene demasiadas piezas desajustadas y rotas. Necesitan recorrer un camino de reestructuración largo y a veces muy difícil y doloroso. Lo primero que exigen de nosotros es un reconocimiento a su dignidad y fe en sus posibilidades. Esperan una acogida cálida y respetuosa. La vida les ha herido y solo con respeto, con mucho tacto, dedicación y amor, seremos merecedores de hacer el acompañamiento en ese ir liberándose de la mochila que cada persona lleva a la espalda, una mochila demasiado pesada, que les hace reaccionar en muchos momentos de manera brusca, encontrando en los demás rechazo e incomprensión; precisamente cuando en realidad lo que esperan es todo lo contrario.
Cuando la persona sin hogar llega al centro, necesita cubrir sus necesidades básicas: alimento, aseo, ropa, descanso, eso que podríamos llamar “Asistencia”.
El siguiente paso, que llamaríamos de “Promoción”, destinado solo a unos pocos; son las personas que deciden parar, tomar la vida en sus manos y enfrentarse a las causas inmediatas que han provocado la ruptura y les ha lanzado a la calle.
Con estas personas elaboramos su proyecto personal individualizado. Puede ser un trabajo personal para salir de las toxicomanías o adicciones, motivación para la búsqueda de empleo, normalizar su documentación, tramitación de una ayuda social...
Es importante contar con un lugar para pasar dos días, pero consideramos mucho más importante y es por lo que apostamos: detenerse, dejar de transitar de albergue en albergue, para no ser nadie, no tener ninguna responsabilidad, no tener nada propio, sin más futuro que seguir moviéndose.
Vivir durante un tiempo, el que cada persona necesite, para poder desarrollar intervenciones integrales que permitan, primero una recuperación personal, para poder ir recuperando Derechos y conseguir la integración plena en la sociedad.
Pastoral Social
Cáritas
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