San Carlos Borromeo. Grabado de la colección Año Cristiano, Madrid 1876. Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural. |
Nació el 2 de octubre de 1538 en Milán. Fue el segundo hijo del conde Gilberto Borromeo y Margarita de Médicis, hermana de Pio IV. Un defecto en la lengua le impedía hablar con fluidez y su inteligencia no era deslumbrante, pero sobresalía por su sensatez, humildad, caridad y sencillez. De regreso a Milán, tras sus estudios se conoció que su tío Juan Ángel había sido elegido Papa. El nuevo Papa, Pio IV, le nombró Cardenal, administrador de los Estados de la Iglesia y el de la Secretaría de Estado. En Carlos halló Pio IV el más fiel y abnegado colaborador de su pontificado.
El 17 de julio de 1563 fue ordenado sacerdote y el 7 de diciembre del mismo año recibió la consagración episcopal. Los ejercicios espirituales de San Ignacio que antes de ser ordenado le cambiaron la vida. Abandonó todo lujo, eligió como lema “Humilitas” y, muy a pesar de su tío el Papa, puso en práctica los decretos del Concilio de Trento con su ejemplo. Como arzobispo de Milán decidió reformar la diócesis y curia, impartir una sólida formación del clero, erradicar vicios y lujos escandalosos, y ejercer la caridad con los más necesitados. Al estallar la peste en Milán, en 1576, San Carlos, pidió limosna por la ciudad y mandó vender los objetos preciosos que le quedaban para ayudar a los enfermos contaminados.
Murió el 3 de noviembre de 1584, con 54 años, y pobre, diciendo “ya voy, Señor, ya voy”. Los milaneses lloraron su muerte y pronto se corrió la voz de que había muerto un santo. Su cuerpo incorrupto se conserva en la cripta de la catedral de Milán, en una caja de plata regalada por el rey Felipe IV de España. Fue canonizado el 1 de noviembre de 1610.
El arte le representa vestido de obispo, con mitra y báculo, haciendo penitencia y oración y rodeado de pobres. La sacristía de la colegiata de San Miguel de Aguilar de Campoo conserva una carta autógrafa del santo. Es patrón de los trabajadores de la banca.
Texto: José Luis Calvo
Fotografía: Antonio Rubio
Oración
Conserva, Señor, en tu pueblo el espíritu que infundiste a San Carlos Borromeo, para que tu Iglesia se renueve sin cesar y, transformada en imagen de Cristo, pueda presentar ante el mundo el verdadero rostro de tu Hijo. P.J.N.S
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