El pasado día 2 de noviembre falleció en San Salvador de Cantamuda, a los 96 años D. Adrián de la Hera Blanco. Durante largos años ha ejercido como voluntario ejemplar enseñando la iglesia parroquial, “su querida parroquia”, como a él le gustaba decir. Atendía desinteresadamente a todos los que llamaban a su puerta y le pedían visitar el bellísimo templo románico del siglo XII. No le importaban la hora, ni dejar muchas veces de comer, ni pasar frio, ni dejar de hacer sus cosas para atenderles. Siempre demostraba interés por dar a conocer “la joya de fe” heredada de sus antepasados, por realizar esa labor callada pero tan sacrificada de ser tan amante y servicial con todos.
Me ha pedido su hijo Eduardo, sacerdote, que no me pase en elogios, pero es justo hacerle este reconocimiento público desde la Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural y Artístico y en su persona también hacérselo a todos los voluntarios de la diócesis de Palencia que sirven a la iglesia y a la nueva evangelización con esta tarea de abrir los templos, cuidarlos y enseñar el arte que en ellos hay.
Gracias señor Adrián por los servicios prestados a tu parroquia y a la iglesia, y que Dios, que es el mejor de los pagadores, te haya abierto las puertas del cielo y te haya mostrado la riqueza inmensa de su amor paternal.
José Luis Calvo Calleja
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