Vivimos tiempos revueltos. Las palabras crisis, depresión, soledad, insatisfacción se generalizan demasiado rápido en nuestro vocabulario y, entre tanto, se nos pasa la vida buscando la felicidad como algo que tenemos que atrapar y resguardar en nuestros muros para que no se escape. Al final, después de tanta búsqueda y de tanto anhelo, pasan los años y nos damos cuenta de que no hemos sabido ver y disfrutar muchos de los pequeños y cotidianos momentos que nos hacían sentir felices. Ante los problemas que se agudizan en nuestra vida familiar, con nuestros hijos, en el matrimonio, en la relación con nuestros mayores... el Centro de Orientación Familiar de la Diócesis pone a disposición de todos nosotros un servicio de atención personalizada, con profesionales que nos ayudarán a verbalizar cómo nos sentimos, qué es lo que nos preocupa y lo qué nos distancia unos de otros.
Hablamos con Victoria Alviar (psicóloga del COF) que es la encargada de ayudarnos a salir del túnel cuando nuestro matrimonio peligra, nos distanciamos de nuestros hijos o simplemente... hemos pasado demasiado tiempo desperdiciando los buenos momentos que ofrece la vida.
Sí es difícil. Nos cuesta mucho reconocer que necesitamos ayuda para afrontar una situación. Nos han enseñado a huir de los obstáculos y lo importante es aprender a hacerlos frente.
¿La crisis está provocando nuevos conflictos?
Siempre han existido problemas, conflictos en los matrimonios, insatisfacciones, crisis, pero lo cierto es que en la actualidad todo esto se agudiza. La crisis provoca mucha tensión, ver que el dinero no llega, la falta de trabajo, crea mucha angustia en las personas que lo padecen y cualquier problema se agudiza e intensifica.
¿Cuáles son los principales problemas que afectan a los matrimonios?
La falta de comunicación. Los ritmos frenéticos en los que nos vemos metidos todos los días, los lenguajes enjuiciadores, la sociedad hedonista en la que vivimos que nos lleva a la intolerancia y a la búsqueda del placer propio... t do ello hace que tendamos al individualismo y a la insatisfacción. El hecho de pensar sólo en nuestro propio placer nos hace ver al otro, como enemigo.
Algo que llama la atención y que estoy viendo últimamente es que cada vez hay más conflictos en matrimonios en los que uno de los dos se ha jubilado. Al modificarse una situación, una vez jubilado (normalmente el hombre) pasa más tiempo en casa, ya no tiene las obligaciones de antes, entonces se crean momentos de mucha tensión, nacen incluso brotes neuróticos. Perdemos la percepción de la realidad y focalizamos todo nuestro malestar en la otra persona. Es necesario no perder la percepción de la realidad y estar abiertos a modificar nuestros hábitos, eso nos hará madurar y enriquecer nuestra relación de pareja.
¿Cómo entiende usted el bien tan preciado de la felicidad?
En mi opinión la felicidad es la que uno siente cuando entrega sin esperar nada a cambio. Creo sinceramente que la felicidad sin amor no existe. Tenemos una idea muy superficial y egocéntrica de lo que es la felicidad. La felicidad no es conseguir lo que yo quiero a cualquier precio.
¿Se puede modificar este concepto hedonista de la felicidad?
Es necesaria la formación en los más jóvenes dentro de las familias, en las escuelas y sobre todo en cada uno de nosotros. La sociedad de consumo y la publicidad tienen una gran presión sobre nosotros pero tenemos que darnos cuenta de que la comparación permanente nos hace más vulnerables y conduce a la depresión. Debemos entrenarnos en aceptar la frustración y en hacer frente a los obstáculos.
¿Cómo puede vivirse el duelo?
El duelo hay que pasarlo. Las dificultades con las que nos encontramos vienen muchas veces de las personas que rodean al afectado y que fuerzan para que el duelo rápido. En este sentido, insisten en llenar y ocupar el tiempo de la persona afligida con actividades, planes, viajes etc. Esto hace que a veces el duelo no se cierre bien y queden secuelas. Cuando convivimos con alguien que ha perdido a un ser querido es importante que le acompañemos en este proceso, sin forzar los tiempos.
¿Quién puede acercarse al COF?
Aquellas personas que vivan momentos difíciles en su matrimonio, padres que encuentren dificultades en la relación con sus hijos y todas aquellas personas que estén pasando por momentos críticos y necesiten la ayuda de profesionales.
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