Muy bien por la diócesis de Córdoba y aplausos a su obispo Mons. Fernández por organizar un Año Jubilar en Montilla (del 12-X-2012 al 19-X-2013) y es que el ser Doctor de la Iglesia, es algo más que un título académico. Estamos ante un santo que vivía la mística más pura de la religión cristiana. Esto es muy evidente en su vida y es principal en sus predicaciones y cartas.
El Año Jubilar es un reclamo para visitar Montilla y palpar -espiritualmente- la presencia de San Juan de Ávila, sus silencios y largas horas de oración... que contagian a quien le visita.
Año Jubilar que exige peregrinar. Salir del lugar donde vivimos, para trasladarnos a la “morada cordobesa” de San Juan de Ávila. Caminar despojándonos de la comodidad diaria, para enriquecernos espiritualmente y recrearnos con los montes, riberas y riachuelos que canta san Juan de la cruz, en el Cántico Espiritual.
Los Papas pueden conceder el Jubileo extraordinario en determinadas ocasiones, como sucede en este caso en Montilla... donde vivió tantos años y donde murió. Allí está su cuerpo en la que era iglesia de los Padres Jesuitas, y ahora -como Basílica- pertenece a la diócesis de Córdoba.
Las condiciones necesarias para ganar el Jubileo son: confesión, comunión y visita a la Basílica de Montilla donde está el cuerpo de San Juan de Ávila.
Un año acercándose a la vida y escrito del Santo nacido en Almodóvar del Campo, provincia de Ciudad Real. Un peregrinar en el que muy bien puede programarse la visita a tierras de Córdoba... y pueblos de ciudad Real, en especial a Almodóvar del Campo.
No puede la Iglesia Española conformarse con la declaración de Doctor. Hay que acercarse a San Juan de Ávila con espíritu de conversión al estilo de San Pablo, San Agustín, San Francisco de Asís y Santa Teresita del Niño Jesús.
Germán García Ferreras
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