Las Hermanas Agustinas del Monasterio de la Conversión llevan cinco años encargadas del albergue parroquial de Santa María de Carrión de los Condes, en el acogen a los peregrinos, les acompañan desde la fe y les invitan a participar en las distintas celebraciones.
Estas hermanas utilizan el lenguaje de la oración, la sonrisa, el diálogo y la música para comunicarse con todas aquellas personas que están en camino, que buscan, escuchan, encuentran...
Actualmente son cinco las hermanas responsables del albergue y también cuentan con varios colaboradores y voluntarios.
Según recoge el blog de las hermanas “la Acogida en el Camino de Santiago tiene la pretensión de acompañar, desde la fe y la propia espiritualidad, a este hombre que transita por el camino de la vida, creyente o increyente, ofreciéndole el don gratuito de la luz y de la caridad a través de una pequeña comunidad religiosa, por eso la Comunidad va en busca del hombre, por eso el trabajo de la acogida, la oración, el diálogo, la música... Lenguajes de acercamiento y acompañamiento sencillo y sincero”. Y esta es su labor, siempre haciéndola desde la sencillez agustiniana y con la serenidad y alegría de estas hermanas jóvenes, ilusionadas, que viven fervientemente su vocación de servicio a Dios.
Iglesia en Palencia quiere conmemorar la festividad de Santiago conociendo un poco más la labor de estas hermanas y para ello, ha hablado con la hermana Carolina que cuenta su experiencia en el Camino.
¿Cómo definiría su labor en el Camino?
Para nosotras es una vía de evangelización a través de la acogida cristiana a todo hombre o mujer que pasa por nuestra casa.
¿En qué consiste su trabajo un día normal?
Nuestra jornada comienza con un gran espacio dedicado a la oración donde encontramos la fuerza y la gracia para vivir el servicio al peregrino desde la Caridad y en nombre de Jesús. Después la limpieza del albergue, la apertura y acogida de los que van llegando, nuestra disponibilidad para cualquiera de sus necesidades ocupan la mañana y parte de la tarde. Un momento especial es el encuentro que cada tarde ofrecemos en el albergue donde los peregrinos se reúnen para compartir sus experiencias del camino, sus búsquedas y también su música. Tras este primer contacto siguen la eucaristía, la bendición y la cena compartida donde la fraternidad se palpa y donde la presencia de Dios se expresa de mil modos: con una oración, una sonrisa, lágrimas, un diálogo... Cargados de dones por estos encuentros despedimos el día entregando a cada uno una estrella, signo de la luz y el amor de Dios que les acompaña en su camino.
Nuestra jornada comienza con un gran espacio dedicado a la oración donde encontramos la fuerza y la gracia para vivir el servicio al peregrino desde la Caridad y en nombre de Jesús. Después la limpieza del albergue, la apertura y acogida de los que van llegando, nuestra disponibilidad para cualquiera de sus necesidades ocupan la mañana y parte de la tarde. Un momento especial es el encuentro que cada tarde ofrecemos en el albergue donde los peregrinos se reúnen para compartir sus experiencias del camino, sus búsquedas y también su música. Tras este primer contacto siguen la eucaristía, la bendición y la cena compartida donde la fraternidad se palpa y donde la presencia de Dios se expresa de mil modos: con una oración, una sonrisa, lágrimas, un diálogo... Cargados de dones por estos encuentros despedimos el día entregando a cada uno una estrella, signo de la luz y el amor de Dios que les acompaña en su camino.
¿Cuántas hermanas se ocupan de la acogida en el Camino?
Somos una pequeña comunidad de cuatro o cinco hermanas que rotamos a lo largo del año. Y Durante el verano, sobre todo, contamos con la colaboración de jóvenes, religiosos, sacerdotes, familias que vienen a compartir esta experiencia de acogida con nosotras. Muchos son peregrinos de otros años que quieren agradecer todo lo recibido en su camino y junto a nosotras están recorriendo un itinerario de fe que encuentra en este servicio un cauce precioso de caridad.
¿Cómo se puede evangelizar en el Camino?
A través del servicio gratuito y amable, con signos pequeños de amor y cercanía, siendo presencia del Amor de Dios para todo el que llega, y a través de un mensaje sencillo y directo evangélico que descubra a todo hombre que Dios es Amor. Todo esto se ofrece desde la libertad y el respeto a cada peregrino y la respuesta es de gratitud, participación y acogida por su parte. Los corazones de los peregrinos se abren.
Una de nuestras preocupaciones es dar continuidad a la gracia de fe que los peregrinos reciben en su camino. Por ello, hemos organizado un encuentro internacional de “Espiritualidad de la Peregrinación” para este próximo otoño, con este objetivo: hacer de la peregrinación una forma de vida cristiana.
¿Qué es lo que busca la persona que peregrina?
Los peregrinos son hombres y mujeres, generalmente, inquietos; buscan respuesta a sus preguntas sobre el sentido de la vida, cómo vivir de un modo distinto al materialismo imperante y también abrir espacios de interioridad, silencio y espiritualidad. Muchos nos dicen que buscan un encuentro con Dios, que desean rezar a lo largo de su camino o dar gracias a Dios por sus vidas. Sobre todo el peregrino que viene de lejos, que ha realizado un gran viaje desde su país hasta aquí -pensad que algunos vienen desde Francia o Alemania caminando- está movido por hondas razones y sus experiencias son muy auténticas y conmovedoras.
¿El albergue está abierto a todo el mundo?
¡Por supuesto, todo el que trae su credencial de peregrino encuentra aquí su casa!
Tres hermanas han participado en una peregrinación de la concordia ¿cómo surgió la idea? Y ¿en qué ha consistido?
Otra forma de evangelizar en el Camino es practicar la peregrinación y ser allí, en medio del camino, signo de Jesús para los demás. Cada cierto tiempo algún grupo pequeño de hermanas salen a peregrinar con una intención o motivación especial. Este año queríamos ser espacio de paz y concordia entre los pueblos, las familias, los caminantes en medio de un mundo que sufre la guerra, la división y mucha violencia. Por donde nuestras hermanas pasaban ofrecían su mensaje de reconciliación y paz y poco a poco se fueron uniendo a ellas peregrinos que vieron en este programa de vida una gracia y bendición para ellos.
Otra forma de evangelizar en el Camino es practicar la peregrinación y ser allí, en medio del camino, signo de Jesús para los demás. Cada cierto tiempo algún grupo pequeño de hermanas salen a peregrinar con una intención o motivación especial. Este año queríamos ser espacio de paz y concordia entre los pueblos, las familias, los caminantes en medio de un mundo que sufre la guerra, la división y mucha violencia. Por donde nuestras hermanas pasaban ofrecían su mensaje de reconciliación y paz y poco a poco se fueron uniendo a ellas peregrinos que vieron en este programa de vida una gracia y bendición para ellos.
Natalia Aguado León
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