29 de julio de 2012 - Domingo XVII del
Tiempo Ordinario
- 2R 4, 42-44. Comerán y sobrará.
- Sal 144. Abres tú la mano, Señor, y nos
sacias.
- Ef 4, 1-6. Un solo cuerpo, un Señor, una
fe, un bautismo.
- Jn 6, 1-15. Repartió a los que estaban
sentados todo lo que quisieron.
La
lectura continuada del evangelio de Marcos -justo cuando llegaba el milagro de
la multiplicación de los panes- queda interrumpida durante los próximos cinco
domingos por el capítulo sexto del evangelio de San Juan sobre el pan de vida.
Precisamente
este primer domingo narra el signo de la multiplicación de los panes y los
peces, uno de los siete que recoge el llamado “Libro de los Signos” (Jn 2, 12).
El evangelista llama a los milagros signos, ya que constituyen señales claras
de la manifestación de la gloria de Jesús ante los suyos.
Con
la misma soberanía con que Jesús había dado de comer a cinco mil hombres,
rechaza las pretensiones de quienes le quieren proclamar rey, que les solucione
los problemas de cada día. Y busca en el silencio y el encuentro con el Padre
la fuerza para rechazar la tentación. ¡Ojalá los creyentes de hoy descubramos
en Jesús al que verdaderamente es!: El enviado del Padre para nuestra salvación
integral.
“En la actividad evangelizadora de Jesús,
son inseparables el alimento corporal y del alma”. ¿Es así mi actividad
evangelizadora: la preocupación por la persona en todas sus dimensiones?
José González Rabanal
No hay comentarios:
Publicar un comentario