17 de Junio 2012 - Domingo XI del Tiempo
Ordinario
- Ez 17, 22-24. Ensalzo
los árboles humildes.
- Sal 91. Es
bueno darte gracias, Señor.
- 2Cor 5, 6-10. En
destierro o en patria, nos esforzamos en agradar al Señor.
- Mc 4, 26-34. Era
la semilla más pequeña, pero se hace más alta que las demás hortalizas.
Volvemos al
tiempo ordinario, a la lectura continuada del evangelio de Marcos, con el
discurso del capítulo cuarto, con las tres parábolas del reino: la del
sembrador, la semilla que crece y la del grano de mostaza. Justo estas dos
últimas son objeto directo de consideración evangelio de este domingo; el tema
es el mismo -el reino de Dios-, pero la atención se desplaza de la sementera
(“parábola del sembrador”) al período intermedio (“semilla que crece”) y a la
fase final (“grano de mostaza”).
“Con muchas
parábolas les anunciaba el mensaje”; quería captar la atención de quienes le
escuchaban, para trasmitirles la gran noticia de que había comenzado a llegar el
reino, el cambio profundo y definitivo, que Él viene a proponer por parte de
Dios. Por eso al leerlas tenemos que preguntarnos ¿Qué dicen acerca del Reino
de Dios? ¿Qué respuesta provocan en nosotros?
El mensaje
de hoy esponja el alma, abre a la alegría, produce seguridad en quienes
invierten su vida al servicio del Reino. Porque su fuerza crece en su corazón,
se mueve en la vida de los otros y se verifica en las relaciones
interpersonales, imponiéndose la bondad y justicia, que arrastra consigo.
“Nuestro papel es echar la simiente, no
determinar en qué lugar o en qué momento debe dar fruto. ‘La tierra da fruto
por sí misma’, sólo porque Dios quiere”. ¿Voy leyendo la presencia del Reino,
en lo pequeño, inadvertido, o busco lo espectacular, la “gran cosecha?”
José González Rabanal
No hay comentarios:
Publicar un comentario