Montaje que incluye la tumba y la imagen de San Rafael, tomada de un busto tallado en piedra, ubicado en la antesala de la capilla donde reposan sus restos. Monasterio de San Isidro (Dueñas). |
Nace en 1911 en Burgos, en el seno de una familia acomodada y muy cristiana. Realiza sus primeros estudios con los Jesuitas. A finales de 1922 su padre lo lleva a Zaragoza para dar gracias a la Virgen del Pilar de por haberse curado, por su intercesión, de una gravísima enfermedad. Poco después, la familia se tralada a Oviedo. Allí cursa estudios de bachillerato, y crece su vida espiritual, siendo adorador nocturno.
En 1930 visita por primera vez la Trapa de Dueñas, y descubre el lugar donde quiere vivir y dedicarse sólo a Dios. En 1932 se trasladó a Madrid para cursar estudios de Arquitectura, pero los abandona para ingresar en la Trapa el 15 de enero de 1934. Cuatro meses después abandona el monasterio por enfermedad y vuelve a Oviedo... pero su deseo es regresar. Temiendo que no se le admitiese, insiste y su antiguo confesor del noviciado le da una idea: pedir ser admitido no como profeso sino como oblato. Retorna al monasterio en enero de 1936, es llamado a filas en septiembre y -declarado inútil- regresa otra vez a la Trapa. Abandona de nuevo por la diabetes que padecía... y este “destierros” durará todo el año 1937. Restablecido vuelve definitivamente a su “hogar” para vivir “sólo para Dios”. A la edad de 28 años, muere el 26 de abril de 1938 en la Trapa de Dueñas donde es enterrado.
Declarado modelo para los jóvenes en la JMJ de Santiago de Compostela (1982), y patrono de la JMJ de Madrid (2011). Beatificado en 1992 y canonizado en 2005... es uno de los grandes místicos del siglo XX, que con su vida y sus escritos nos marca el camino para ser felices. “Sólo Dios” o su lema.
San Rafael Arnaíz, no habiendo nacido en Palencia es uno de los santos palentinos más queridos. Y su tumba es la más visitada de todas.
Oración
¡Oh Dios! Que hiciste a San Rafael un discípulo
preclaro en la ciencia de la Cruz de Cristo,
concédenos que, por su ejemplo e intercesión,
te amemos sobre todas las cosas, y siguiendo
el camino de la Cruz con el corazón dilatado,
consigamos participar del gozo pascual.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
preclaro en la ciencia de la Cruz de Cristo,
concédenos que, por su ejemplo e intercesión,
te amemos sobre todas las cosas, y siguiendo
el camino de la Cruz con el corazón dilatado,
consigamos participar del gozo pascual.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Texto: José Luis Calvo
Fotografía: Antonio Rubio
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