El domingo 31 de enero tuvo lugar la primera Eucaristía del año de la Pastoral de la Discapacidad, y quiero hacerme eco de las palabras de una de las personas con discapacidad que participaron en ella. La pregunta que hicieron era aparentemente sencilla: “¿qué te hace feliz?”. La respuesta debe invitarnos a la reflexión: “me hace feliz participar en la misa de mi parroquia”. Esta respuesta sincera debe interrogarnos, ¿realmente estamos promoviendo la participación y acogida de todas las personas en nuestras comunidades? «Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo» (1Cor 12. 12). Todas y cada una de las personas de nuestras parroquias son importantes, y su desarrollo espiritual debe importarnos.
En nuestras celebraciones hablamos de barreras: de barreras físicas que impiden a las personas con discapacidad acceder a los templos, de barreras de comunicación que nos imposibilitan entendernos, y también de las barreras del corazón, que son aquellas que se instalan y que nos impiden el paso a la vida en comunidad con ideas del tipo “no entienden”, “no lee bien”, “canta fatal” o “¿confesión, qué pecados van a tener?”.
Las eucaristías que la Pastoral de la Discapacidad realizamos una vez al mes por las diferentes parroquias no son únicamente una fiesta y algo novedoso, sino que queremos mostrar las capacidades y, sobre todo, la sencillez y profundidad de fe de las personas con discapacidad.
Aún debemos seguir fomentando la inclusión, haciendo nuestros templos más accesibles, nuestras celebraciones más comprensibles; aún necesitamos sacerdotes que conozcan la lengua de signos para poder confesar a las personas no oyentes. Debemos, en definitiva, eliminar nuestras barreras para acompañar en la fe a las personas con discapacidad, caminar con ellas sin dejarles al margen, al borde del camino y crecer juntos, siguiendo a Jesús, el que se paraba y compartía con ellos, e invitaba a todos a la fiesta. Así haremos con Él un mundo más humano, justo y fraterno.
En pocas diócesis hay un área como esta que tenemos en Palencia. Aprovechémoslo, porque estamos a vuestra disposición para ayudar a alcanzar una verdadera inclusión de las personas con discapacidad.
Área de la Discapacidad
Pastoral Social
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