El pasado 24 de enero, festividad de San Francisco de Sales, el Papa Francisco dio firma al Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebrará el 8 de mayo, coincidiendo con la Solemnidad de la Ascensión.
El Mensaje se titula “Comunicación y Misericordia: un encuentro fecundo” y, en el mismo, el Papa nos anima, en este Año Santo de la Misericordia, a reflexionar sobre la relación entre la comunicación y la misericordia porque la Iglesia «está llamada a vivir la misericordia como rasgo distintivo de todo su ser y actuar» y «como hijos de Dios estamos llamados a comunicar con todos, sin exclusión... Se trata de acoger en nosotros y de difundir a nuestro alrededor el calor de la Iglesia Madre, de modo que Jesús sea conocido y amado». Además, el Papa Francisco nos recuerda que «la comunicación tiene el poder de crear puentes, de favorecer el encuentro y la inclusión, enriqueciendo de este modo la sociedad» pues «las palabras pueden construir puentes entre las personas, las familias, los grupos sociales y los pueblos».
Todo muy bien. Y en todo de acuerdo. Faltaría más. Además... para nosotros, los cristianos “comunicar”... NO puede ser algo “opcional”. Nos va la Evangelización en ello. NO SE PUEDE NO COMUNICAR.
Pero -tiempo habrá de volver sobre el resto del Mensaje- me gustan mucho las palabras del Papa sobre el ESCUCHAR.
Nos recuerda el Papa la importancia de la escucha porque «comunicar significa compartir, y para compartir se necesita escuchar, acoger. Escuchar es mucho más que oír. Oír hace referencia al ámbito de la información; escuchar, sin embargo, evoca la comunicación, y necesita cercanía. La escucha nos permite asumir la actitud justa, dejando atrás la tranquila condición de espectadores, usuarios, consumidores». Y asegura que «escuchar nunca es fácil» porque «escuchar significa prestar atención, tener deseo de comprender, de valorar, respetar, custodiar la palabra del otro» y añade que «saber escuchar es una gracia inmensa, es un don que se ha de pedir para poder después ejercitarse practicándolo».
Atribuyen a Epicteto la frase «tenemos dos orejas y una boca para que podamos escuchar el doble de lo que hablamos». Pues eso mismo, si no escuchamos, mal vamos a dialogar, mal vamos a hacer juntos... mala va a ser esa comunicación. Esa COMUNICACIÓN MISERICORDIOSA.
Domingo Pérez
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