Pintura al óleo, anónima, S. XVII. Monasterio Nuestra Señora de la Consolación, Calabazanos. |
Juan Garabito nace en 1499 en Alcántara. Hijo de Pedro Garavito, gobernador de Extremadura, y de María Villena de Sanabria, ricos hidalgos, muy cristianos y queridos por su pueblo. Estudia en la Univ. de Salamanca y a los 15 años ingresa en los franciscanos. Tras el noviciado y los estudios eclesiásticos recibe el hábito de manos de su tío Fray Miguel, y adopta el nombre de Fray Pedro. Ordenado sacerdote en 1524, fue procurador, provisor, y provincial. Viajó por España, Francia, Italia y Portugal fundando conventos reformados, llamados “franciscanos descalzos”, en el Palancar, Villanueva del Fresno, Tabladilla, Jerez de los Caballeros, Valverde de Leganés, Aldea del Palo y Arenas de San Pedro.
Considerado el renovador del franciscanismo en España, es uno de los principales oradores del Siglo de Oro. Hacía severa penitencia todo el año y Cuaresma sólo se alimentaba de pan y agua. Solía caminar descalzo y sacaba tiempo para conjugar la oración y contemplación con la intensa actividad personal y epistolar. Carlos V le quiso como confesor, pero no aceptó al no querer ni fama y dinero. Amigo y consejero de Santa Teresa de Jesús, la tranquilizó en su angustia porque algunas personas le decían que sus visiones eran engaños del demonio. San Pedro, guiado por su propia experiencia, le dijo que sus visiones venían de Dios, y habló en favor de ella. La santa castellana siempre le tuvo como maestro, confesor y guía espiritual.
Muere el 18 de octubre de 1562 en el convento de Arenas de San Pedro. La noticia se difundió rápidamente y se le aclamó como santo en su funeral. Reposa en San Pedro de Alcántara (Arenas de San Pedro, Ávila). Beatificado en 1622, fue canonizado por Clemente IX en 1689.
Se le representa enjuto, vestido de franciscano, con humilde hábito, un crucifijo en sus manos, y a veces acompañado de una calavera y otros símbolos de penitencia. Palencia conserva buenos retratos en las Franciscanas Clarisas de Calabazanos, en las Clarisas de Carrión y en las parroquias de Dueñas, Ampudia, Ruesga, Astudillo, y en la iglesia de San Francisco en la capital.
Oración
Señor y Dios nuestro, que hiciste resplandecer a San pedro de Alcántara por su admirable penitencia y altísima contemplación, concédenos, por sus méritos, que caminando en austeridad de vida, alcancemos más fácilmente los bienes del cielo. P. J.N.S Amén.
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