La abadía de Lebanza, antiguo Seminario Menor de Palencia, ha vivido una importante restauración en parte de su estructura exterior. Al acercarse al edificio por la única carretera de acceso, vemos un conjunto de edificaciones que destaca por la blancura de sus paredes, la restauración de las cubiertas, la reposición de ventanas, la limpieza de patios, y la reforma de edificios contiguos.
Esto ha sido posible por el tesón y trabajo personal del actual responsable de la abadía, que ha dedicado cientos de horas, durante varios veranos, a restaurar personalmente y con otros obreros, los tejados, paredes... y dirigir las obras. Podemos decir que ha dejado de ser un edificio medio abandonado y olvidado.
Y, ¿ahora qué? Es una pregunta que se puede hacer, tenga o no tenga respuesta. La obra realizada exige un planteamiento nuevo, que no dudo tendrán en cuenta los responsables de la abadía. ¿Qué utilidad puede darse al edificio, además de acoger los escasos campamentos de verano? Y me atrevo a poner por escrito la siguiente propuesta, que no es nueva ni original.
La dinámica a seguir en la actualidad sería la realización de un proyecto técnico, con objetivos concretos, con un Plan Integral que englobe todo el edificio y restaurar solo una parte del mismo, para ser habilitado, el resto conservarlo y mantenerlo como está.
La parte restaurada, podría destinarse a la actividad pastoral: acogida de grupos de jóvenes, grupos parroquiales o de de matrimonios, comunidades religiosas, asociaciones... de la diócesis y abierto a otras diócesis. El resto del edificio continuaría habilitado para campamentos.
Y algo importante, una valoración económica de las obras que incluya inversión y posible retorno. Y sin duda este es el problema. ¿No se puede estudiar?
Seguramente puede haber opiniones distintas y que la propuesta parecerá utópica. Sin embargo, tengo la grata experiencia de organizar, en equipo, durante veinticinco veranos consecutivos, campamentos de verano con jóvenes, reuniones con religiosas, con matrimonios, principalmente de Madrid y conozco muy bien el devenir de Lebanza durante dichos años.
Las personas que pasaron por la abadía, valoraron siempre positivamente el lugar donde se ubica y las posibilidades que tiene, para dar acogida a grupos, siempre que se realicen reformas en el edificio. Sería un buen servicio de la Iglesia en Palencia, a nuestra diócesis y a otras. Una difusión por medio de Internet, informando de los servicios, promocionaría la oferta palentina.
Los tiempos han cambiado. Las distancias se han acortado y ya no son obstáculos para desplazarse. La climatología de la zona, adversa durante varios meses, puede impedir el desplazamiento, pero también puede atraer a personas y grupos, siempre que la parte habilitada del edificio guarde las condiciones de acogida, buen ambiente, calefacción...
Lebanza es parte de la vida diocesana Ha atravesado por situaciones variadas, ha sido dirigida por diferentes personas, pero la historia es la misma. El recordar aquella etapa fecunda del Seminario Menor, es asumir la continuidad de nuestra historia.
La tradición se reaviva asumiéndola lealmente en el presente, pero con el empeño de hacerla fecunda en el futuro. Lebanza fue escuela sacerdotal y recordar Lebanza es rescatarla del olvido. El recuerdo es particularmente intenso para quienes lo vivieron, experimentando un sentimiento agridulce por la mezcla de satisfacciones y de sacrificios. Hacer memoria de ese pasado no es solo un recuerdo psicológico, incluye también realizar posibilidades abiertas hacia el futuro, con ideas claras, ciertamente, pero sobre todo con realidades concretas.
Amador Valderrábano García
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