Tiene tres meses y es la sensación del Sínodo de la Familia. Este pequeñajo se llama Davide, y es el primer bebé que entra en el Aula del Sínodo. Davide es el primer “bebé sinodal” de la Historia. Sus padres Massimo y Patrizia son catequistas itinerantes del Camino Neocatecumenal, y han sido invitados por el Papa Francisco al Sínodo de los Obispos sobre la Familia en calidad de auditores.
Cada mañana, el matrimonio acude al Aula Nueva del Sínodo para participar de las sesiones llevando en el carrito a Davide. El primer día solo lloró una vez, “y yo salí rápidamente de la sala para atenderle”, dice la madre. En el segundo día lloró “cuando todos rezábamos antes de comenzar las intervenciones, en presencia del Papa”. Pero esto parece no molestar a los participantes, algunos de los cuales les ofrecen ayuda.
El 15 de diciembre de 2014, nos advertía el Papa Francisco... «los niños lloran, hacen ruido, van de un lado para otro... y a mí me molesta cuando en una iglesia un niño llora y la gente quiere que se vaya fuera. ¡No! ¡Es la mejor predicación! ¡El llanto de un niño es la voz de Dios! ¡Nunca, nunca echarles de la iglesia!». Bendito sea Dios. Y Benditos sean los llantos de Davide en el Aula del Sínodo. Y que vengan más llantos con la voz de Dios.
Y... «te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños» (Mt 11, 25).
Domingo Pérez
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