jueves, 29 de octubre de 2015

Misionera

Lo ha dicho Mons. Blázquez, solemnemente y con una claridad extraordinaria. “Santa Teresa Patrimonio de la Humanidad”. Después de Hija de la Iglesia, es el título más grande y honroso. Un segundo título que responde al primero. Porque Santa Teresa, como cristiana era misionera y el espíritu misionero es universal: para todos y en todos los lugares y rincones del mundo.

En Camino de Perfección (Cap 1), leemos: “En este tiempo vinieron a mi noticia los daños de Francia y el estrago que habían hecho estos luteranos y cuanto iba en crecimiento esta desventurada secta. Me dio gran fatig4 y como si yo pudiera algo o fuera algo, lloraba con el Señor y le suplicaba remediase tanto mal. Me parecía que mil vidas pusiera yo para remedio de un alma de las muchas que allí se perdían”. Y en el Libro de las Fundaciones (Cap 1), cuenta una visita del fraile Alonso Maldonado, llegado de las Américas: “Me comenzó a contar de los muchos millones de almas que allí se perdían por falta de doctrina, y me hizo un sermón y plática animando a la penitencia, y se fue. Yo quedé tan lastimada de la perdición de tantas almas, que no cabía en mí. Me fui a una ermita con hartas lágrimas”.

Mons. Blázquez, en la clausura del Congreso Nacional Teresiano celebrado en Ávila, afirmaba: “no fue una santurrona, de hecho la horripilaban las beaterías, sino un gran personaje de la historia de la humanidad”. Sí, patrimonio espiritual de la Humanidad. Sus escritos de hace tantos años, son de suma actualidad. Como su vida nos enseña a vivir hoy. “Fue humilde y valiente para hablar alto y claro” dijo el Cardenal y arzobispo de Valladolid.

Y termino. Sí. Con este comentario teresiano, termino mi columna en honor a Santa Teresa de Jesús. Se concluye el V Centenario Teresiano y también finaliza mi nombramiento de secretario de la Comisión Diocesana. ¡Enhorabuena a las personas devotas de la Santa y a los lectores de sus escritos!
Me complace, muchísimo, saber que esta columna será ocupada por los PP. Dominicos, que nos contarán cosas muy interesantes de Santo Domingo en su Año Jubilar. Los Dominicos fueron grandes amigos de Santa Teresa y extraordinarios consejeros.

Germán García Ferreras

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