El 3 de octubre la Catedral de Santander acogió la Ceremonia de Beatificación de 16 religiosos cistercienses del monasterio de Cóbreces, (Cantabria), y dos monjas también cistercienses del monasterio de Fons Salutis de Algemesí, (Valencia). La Eucaristía fue presidida por el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, y en la misma estuvo presente el Administrador Diocesano, Antonio Gómez Cantero.
El obispo de Santander, el palentino Mons. Sánchez Monge, invitó a encomendarse a estos nuevos beatos y que este es uno de los «acontecimientos más extraordinarios que ha vivido la Diócesis», al ser esta es la primera vez que celebra una misa de beatificación en Santander.
Los mártires beatificados se hallaban en el monasterio cisterciense de Cóbreces. Allí se dedicaban a las labores del campo y al trabajo en la fábrica de queso que todavía hoy posee la abadía. Está fábrica, como entonces, sigue empleando a numerosos vecinos del pueblo. Como relatan los testigos que les conocieron, los frailes de Cóbreces no tenían ningún tinte político, y en su mayoría murieron víctimas de la fe, ahogados en la bahía de Santander en el año 1936.
Estos 18 beatos elevan a 1544 el número de mártires de España beatificados hasta ahora, a los que se sumarán otros cuyas causas están todavía abiertas.
“Hay que vivirlo y saborearlo para entender la emoción que siento”
Pocas veces se tienen la oportunidad de conocer a un familiar directo de alguien que va camino de los altares y encima que coincida que sean de nuestra tierra.
En el programa “El Espejo” del pasado 2 de octubre tuvimos la suerte de poder hablar con el P. Félix, religioso cisterciense de la Abadía de Santa María de Viaceli en Cóbreces y hermano de Fray Marcelino, uno de los mártires beatificados el pasado 3 de octubre en la Catedral de Santander. Cuando le preguntamos al P. Félix por cómo se siente y cómo vive él esta beatificación, le pudo la emoción y señaló que es algo indescriptible e indecible. El padre Félix aseguró que «cuando uno ve las cosas desde el punto de vista espiritual y piensa que a un miembro de su familia se le va a venerar como beato, la satisfacción y el honor que siento es algo que no puedo describir. Hay que vivirlo y saborearlo para entender la emoción que siento».
También declaró que la comunidad de Cóbreces vive como una gloria humana este acontecimiento porque «nos ha costado muchos años para llegar a este día», y recordó que «hemos demostrado que nuestros hermanos no murieron por motivos políticos sino por el testimonio de su fe viva».
Un día inolvidable, cargado de emoción y que nos recuerda la pasión de estos monjes cistercienses y monjas de Fons Salutis por vivir su fe con la gran coherencia y el gran amor que todos ellos sintieron a su vocación.
El padre Félix es el penúltimo de 13 hermanos y fray Marcelino era el primogénito. El día de la beatificación el P. Félix estuvo acompañado de otras dos hermanas que convivieron más años con Fray Marcelino.
El Padre Félix visitaba hace escasos días la localidad que les vio nacer, Espinosa de Villagonzalo porque recientemente fallecía otro de sus hermanos, también cisterciense.
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Fr. Eustaquio García Chicote. (Támara de Campos, 1891). Hermano converso. De carácter firme y equilibrado, siempre responsable de los hermanos a él confiados. Manifestó un gran equilibrio espiritual y humano en las adversas situaciones de esos días.
Fr. Ezequiel Álvaro de la Fuente. (Espinosa del Cerrato, 1917). Hermano converso, profeso de votos temporales. Fue el más joven de los monjes asesinados. A pesar de su juventud llevó con gran entereza los vejámenes sufridos junto al resto de sus compañeros.
Fr. Marcelino Martín Rubio. (Espinosa de Villagonzalo, 1913). Monje de coro, novicio. Primeramente encarcelado y luego liberado; fue arrestado de nuevo y siguió la suerte de los demás hermanos. A través de las cartas dirigidas a una tía, monja cisterciense, se puede observar el proceso martirial de él y de todos sus compañeros. Abierto y alegre de carácter no ocultó su condición de religioso en el momento de su detención final.
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