En el pasado número de Iglesia en Palencia recogíamos ampliamente información sobre la situación que viven miles de refugiados y los mensajes que tanto el Papa Francisco como desde la Conferencia Episcopal y otras organizaciones dirigían con este motivo.Pero corremos el riesgo que estas palabras escritas y mensajes queden en el olvido una vez que esta realidad deje de aparecer en las portadas de los periódicos. Y nosotros como Iglesia no podemos obviar una realidad patente, independientemente que marque o no, la agenda de los medios de comunicación.
Recientemente en el programa El Espejo de la Iglesia que se emite los viernes en Cope Palencia quisimos hablar con una persona que conoce a fondo esta realidad. Se trata de José Luis Pinilla, sacerdote jesuita y responsable del Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones quien alerta del riesgo en el que se puede caer al llevar a cabo una “solidaridad de huracán”, promovida por un cierto emotivismo y asegura que nosotros como Iglesia tenemos que afrontar esta realidad con una visión mucho más amplia. Donde otros ven a un emigrante, nosotros creyentes, vemos a un hermano y eso condiciona toda la actuación. No se trata solamente de dar comida o proporcionar un techo, que también es importante, pero al ver a otro como hermano, la acogida que hagamos tiene que hacerse con toda la dignidad que merece la persona y dicha acogida viene motivada por lo que nos dice Cristo que amemos al prójimo como a nosotros mismos. En este sentido, vemos la acogida y la ayuda de manera integral, cuidando la dignidad de la persona.
“Como Iglesia nuestra ayuda debe ser a corto, medio y largo plazo”, concluyó Pinilla
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