En la fórmula «Jesús es el Cristo» se expresa el núcleo de la fe cristiana: Jesús, el sencillo hijo del carpintero de Nazaret, es el Mesías esperado y el Salvador [1436-440, 453].
Tanto la palabra griega «Christos» como la hebrea «Messias» significan «ungido». En Israel eran ungidos reyes, sacerdotes y profetas. Los Apóstoles experimentaron que Jesús está ungido «con la fuerza del Espíritu Santo» (Hch 10, 38). Por eso nos llamamos cristianos, como expresión de nuestra alta vocación.
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