D. Maximino junto a Mons. Esteban Escudero durante la peregrinación diocesana a Tiera Santa |
Conversamos con uno de los sacerdotes que el próximo 4 de junio celebrará los 60 años de su ordenación sacerdotal. Se trata de D. Maximino de Prado, natural de Guardo. Se ordenó el 4 de junio de 1955. D. Maxi junto con D. Julio Mediavilla, D. Quintín Calvo y D. Gonzalo de Hoyos son los sacerdotes que en la pasada celebración de San Juan de Ávila conmemoraron los 60 años de sacerdocio.
Asegura que se presenta ante Dios sabiendo que durante estos años podría haber hecho más (también menos), pero que ha hecho lo que buenamente ha sabido hacer y “como el Señor es tan bueno, seguro que está contento y me perdona”. Y asegura emocionado que “es un gran don formar parte del Presbiterio de la Iglesia en Palencia, donde se vive la fraternidad, y la aceptación a la manera de ser y pensar de cada uno, porque nos sabemos unidos en lo esencial, en Cristo Sumo Sacerdote”.
¿Cómo cree que ha evolucionado la vocación sacerdotal durante estos años?
Los cambios en la sociedad también se han notado en la Iglesia. La Iglesia siempre avanza y siempre está en periodo de crecimiento. El Concilio Vaticano II nos mostró una forma mejor de vivir la fe. El cristianismo ahora es más reflexivo, más consciente y los cristianos nos damos más cuenta de por qué creemos y a qué nos compromete nuestra Fe.
¿Cristo sigue llamando?
El Espíritu Santo sigue suscitando vocaciones en la Iglesia. Quizá lo hace de otra manera pero yo estoy convencido que suscitará nuevas vocaciones. Ahora existen más vocaciones tardías.
¿Cómo descubrió usted su vocación sacerdotal?
Yo comencé en el Seminario Menor a los 11 años pero fue a los 18 cuando fui consciente de lo que Dios quería de mi. Gracias a mi director espiritual, D. Ignacio Olaizola que sin forzar mi libertad, me hizo ver la grandeza de ser sacerdote.
Yo comencé en el Seminario Menor a los 11 años pero fue a los 18 cuando fui consciente de lo que Dios quería de mi. Gracias a mi director espiritual, D. Ignacio Olaizola que sin forzar mi libertad, me hizo ver la grandeza de ser sacerdote.
En la actualidad, usted está jubilado ¿puede un sacerdote jubilarse de su vocación sacerdotal?
Un sacerdote puede jubilarse de responsabilidades pero yo continúo trabajando y en ocasiones, hasta más que cuando estaba en activo. Pero el no tener responsabilidades, da mucha tranquilidad.
¿Cómo valora la labor en la Iglesia de San Agustín?
Estoy muy contento, los compañeros son extraordinarios y muy responsables. Se ofrece un gran servicio a los fieles, un lugar donde encuentran las puertas abiertas y siempre hay sacerdotes dispuestos a escucharles. Cada uno de los sacerdotes que colaboramos en la iglesia de San Agustín hemos visto auténticos milagros de conversión. Hay mucha gente que ha tenido una vida borrascosa y necesita desahogarse y recibir la misericordia de Dios.
Estoy muy contento, los compañeros son extraordinarios y muy responsables. Se ofrece un gran servicio a los fieles, un lugar donde encuentran las puertas abiertas y siempre hay sacerdotes dispuestos a escucharles. Cada uno de los sacerdotes que colaboramos en la iglesia de San Agustín hemos visto auténticos milagros de conversión. Hay mucha gente que ha tenido una vida borrascosa y necesita desahogarse y recibir la misericordia de Dios.
Natalia Aguado León
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