29 de
abril - IV Domingo de Pascua
- Hch 4, 8-12. Ningún otro puede salvar.
- Sal 117. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
- 1Jn 3, 1-2. Veremos a Dios tal cual es.
- Jn 10, 11-18. El buen pastor da la vida por las ovejas.
A
diferencia de los otros evangelios el Cuarto Evangelio- según San Juan- no
tiene parábolas. Pero sí posee dos hermosas alegorías. Una es la de la “vid y
los sarmientos”, para el Domingo próximo -5º de Pascua-, y la otra la que
presenta la Palabra de Dios hoy, la del “Buen
Pastor”. Las primeras generaciones de cristianos se identificaron con esta
representación, como lo demuestra el arte paleocristiano. Aunque el origen hay
que buscarlo en el Antiguo Testamento: Salmo 23 y 79; Y especialmente el
capítulo 34 del libro de Ezequiel.
Cada
año en este cuarto domingo leemos un fragmento del capítulo 10 de San Juan. En
este ciclo B leemos el punto central, que nos presenta a Cristo como Buen
Pastor y destaca sus características”: en primer lugar el conocimiento, Jesús
mantiene con cada uno de los miembros de su comunidad una relación “conozco las
mías y ellas me conocen”; El conoce los peligros de todo tipo que nos amenazan
y está presente entre nosotros para acompañarnos en el viaje azaroso de la vida. Jesús tiene un
compromiso total no sometido a los vaivenes de la fortuna “da su vida por las
ovejas”, como celebramos en este tiempo pascual-, no desaparece en los momentos
de crisis, no es un asalariado. Y finalmente acoge a las personas que, por
diversos motivos, no forman parte de la comunidad “tengo otras ovejas que no están
en este redil”.
“Todos los fieles cristianos están
llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad. Todos
debemos releer esta parábola” ¿Vivo mi vocación cristiana y ayudo a los demás,
también a los sacerdotes, a vivir la suya?
José González Rabanal
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