Hablamos con Álvaro Pinto y Daniel Becerril, con nuestros seminaristas que están viviendo el “año de pastoral”. Sobre la vocación y la vocación al sacerdocio, sobre el reto de ser “Apóstoles para los Jóvenes”.
En vuestra opción por la vocación sacerdotal... ¿tenéis la sensación de que habéis elegido vuestra vocación? ¿O creéis que es Dios quien os ha elegido y habéis respondido?
En vuestra opción por la vocación sacerdotal... ¿tenéis la sensación de que habéis elegido vuestra vocación? ¿O creéis que es Dios quien os ha elegido y habéis respondido?
Como todo don, la vocación no parte de uno mismo, no es algo que brota de mí, sino que parte de la iniciativa del Otro. En el caso de la vocación cristiana a la santidad (propia de todo bautizado), la iniciativa tiene su origen en el amor de Dios por cada uno de sus hijos y ante este Amor, que es el único que puede colmar el deseo de felicidad del hombre, no cabe otra respuesta que un SÍ. Así ocurre también en nuestra vocación sacerdotal.
Después de un largo tiempo de formación y discernimiento, ahora os encontráis en vuestro año de pastoral. ¿Cómo definirías este tiempo? ¿Es muy diferente el día a día en una parroquia, de lo que se vive en el Seminario?
La etapa pastoral está siendo un tiempo de Gracia, que nos está permitiendo disfrutar del día a día en la parroquia, del contacto con las familias, con los ancianos, los niños... está siendo un tiempo para conocer mejor la realidad diocesana y aprender a amarla en la concreción de la vida cotidiana. Una oportunidad de aprender junto a sacerdotes que nos han precedido en la respuesta fiel al Señor, en el servicio al Pueblo de Dios que peregrina en Palencia.
El seminario y la vida parroquial, como es lógico, tienen ritmos distintos pero, gracias a Dios, el tiempo de aprendizaje en el Seminario, nos prepara para poder después amar y servir en la parroquia.
Nos dispone para poder entregarnos mejor a las necesidades de los fieles y abrir el horizonte de sus vidas al encuentro con Jesucristo.
El lema del Día del Seminario de este año es: “Apóstoles para los Jóvenes”. ¿Creéis que hoy en día el sacerdote es percibidos como un referente para los jóvenes?
A nadie se le escapa que, salvo contadas excepciones, los jóvenes no consideran a los sacerdotes como referente. Nuestro tiempo no se destaca por un especial aprecio o interés por lo que la Iglesia tenga que decir pero, eso no significa que la Iglesia no tenga nada que decir u ofrecer a los jóvenes o al mundo hoy. Es más, me atrevería a decir que la Iglesia tiene la llave para que la vida del hombre sea plena y eso es lo que el sacerdote, como apóstol, tiene que mostrar al mundo: la vida en Cristo.
Desde la Delegación Diocesana de Pastoral Vocacional y desde el Seminario se ha elaborado un vídeo sobre las vocaciones. En vuestro caso habéis optado claramente por la vocación sacerdotal, pero... ¿consideráis que es importante que cada uno descubra su vocación dentro de la Iglesia?
No es importante, es vital. Como señala el Concilio Vaticano II, todo bautizado está llamado a la santidad pero la respuesta a la llamada particular que Dios hace a cada hombre, abre su vida a la plenitud, a la felicidad. Uno podría empeñarse en vivir de forma contraria al camino que el Señor quiere para él, pero eso no será otra cosa que causa de frustración o de una vida incompleta. El llamado al matrimonio sería infeliz si “se empeñase en ser religioso” y el llamado al sacerdocio sería infeliz si “se empeñase en contraer matrimonio y formar una familia”.
Benedicto XVI en la JMJ de Sidney 2018, realizó varias preguntas a los jóvenes allí reunidos... ¿qué responderíais hoy vosotros a “Qué herencia dejaréis a los jóvenes que os sucederán”? Y ¿qué creéis que os distingue o qué debiera distinguiros, a vosotros que habéis optado por la vocación sacerdotal, del resto de jóvenes?
No sabemos cuál será la herencia que personalmente podremos dejar a los jóvenes que nos sucedan pero, si sé la herencia que la Iglesia dejará a las generaciones venideras, pues es la misma que nosotros hemos recibido y que, a su vez, recibieron los que nos han precedido, la certeza en la Verdad revelada que es el mismo Cristo. La única herencia capaz de abrir a la plenitud la vida del hombre.
Como todo el que vive respondiendo a la llamada que Dios le hace, nosotros hemos de ser testigos de la alegría, de la fe, de la esperanza... del amor de Dios. En la concreción de la respuesta a la vocación sacerdotal, hemos de dejarnos modelar por el Espíritu Santo para poder ser, cauce de la Misericordia de Dios en la vida sacramental.
La Diócesis de Palencia, todos nosotros como Iglesia creyente... ¿qué podemos hacer por vosotros, futuros sacerdotes, en esta Jornada del Seminario?
En esta jornada y en todas, rezar por nuestra santificación y la de todos los que ya son sacerdotes. ¡Necesitamos sacerdotes santos!
También es necesaria la oración por los jóvenes para que sean valientes en la respuesta a la llamada que el Señor les hace ¡Qué no tengan miedo!
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