domingo, 4 de marzo de 2018

Cursillista de Cristiandad

Nuestro Víctor tenía un grandísimo interés en ser un cristiano completo, en su formación y, mucho más, en su comportamiento, lo mismo en el trabajo que en la vida social ordinaria. Eso mismo quiso para su familia; por eso lo que más deseaba era darles una formación humana y cristiana.

Víctor se preparó para el apostolado de los enfermos, perteneciendo a los Oratorios de San Felipe Neri. Saber tratar a los enfermos. Se preparó para la vida espiritual acudiendo a Santa Teresa, San Juan de la Cruz y a la soledad del desierto de las Batuecas, en tierras de Salamanca y Extremadura.
 
Víctor se preparó intensamente para el apostolado, perteneciendo al Movimiento de los Cursillos de Cristiandad. Su comportamiento como cursillista no pudo ser más ejemplar, como lo demuestra lo siguiente: “Pasó de Medina del Campo a Madrid, como consecuencia de la crisis económica. Trabajó como peón en la fábrica embotelladora de Pepsi Cola”.
 
Él mismo nos relata cómo trataba de tener amistad con todos los obreros y les ayudaba siempre en los cambios de horario. Había tres turnos: mañana, tarde y noche. Él se lo cambiaba a quién se lo pidiera, por muy distintas razones. En la fábrica hacía apostolado de los Cursillos de Cristiandad, se ofrecía a suplirles durante el Cursillo y... hasta estaba dispuesto a abonar la cuota correspondiente. Lo importante no era el dinero, sino que ellos, sus compañeros de trabajo, hiciesen los cursillos.
 
Más aún, “él mismo se encargaba de conseguir los permisos correspondientes”. Está claro que Víctor era un cursillista completo y su preparación espiritual era para vivirla en alabanza a Dios y para bien de sus compañeros de trabajo.
 
Durante el viaje maravilloso del Papa Francisco por Chile y Perú, al escuchar los discursos del Papa y observar su comportamiento tan humano, recordamos, y mucho, el comportamiento de apostolado de Víctor, con sus palabras y sus gestos. El Papa les dijo a los obispos y sacerdotes: “Tenemos que volver a la calle. No podemos quedarnos con la homilía dominical”. Tenemos que ser Iglesia en salida y no quedarnos en la sacristía.
 
Víctor, en su apostolado y vida de trabajo, perteneciendo a los Cursillos de Cristiandad, tenía que recordar continuamente una de las estrofas del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz que dice así: “Buscando mis amores / iré por esos montes y riberas; / ni cogeré las flores, / ni temeré las fieras / y pasaré los fuertes y fronteras”.

Germán García Ferreras


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