Puede ser que estés pensando que hace mucho frío... y que esto antes nunca había pasado. Pues no. En invierno, en Palencia... lo normal es que haga frío. Y como ejemplo, os vamos a finales de 1535 y principios de 1536. Durante más de dos meses en esta tierra hubo las más crudas heladas y más continuas que por entonces se vieron.
Además de estar los ríos helados y las carretas impracticables porque no se quebrantaban los hielos... la vida cotidiana también se resintió.
Algunos ejemplos. En Palencia se helaron los huevos y las pociones medicinales en sus recipientes. Los cántaros de cobre llenos de agua reventaban por muchas partes, y el día de los Reyes en Palencia a tres sacerdotes estando diciendo misa se les heló el vino en el cáliz después de consagrado.
Además de los hielos hubo una gran sequía, porque hacía meses que no llovía. Las moliendas casi no tenían trigo que moler y el pan se encareció. En muchas zonas fue imposible arar o cavar durante mucho tiempo... y con este panorama lo ya sembrado no nació y lo que se sembró en enero y febrero tampoco germinó.
Los pozos y norias estaban secos, y el Carrión, casi no traía agua... y así, la cosecha de 1536 fue muy escasa. Todo comenzó a enderezarse cuando en octubre, noviembre y diciembre cayeron tantas aguas, que hubo muchas avenidas y crecientes de los ríos. Y las nieves caídas duraron en la tierra hasta 50 días.
A un año de escasez le siguió uno de abundancia. La sementera y cosecha de cereal de 1537 fue la mejor que se había visto en muchos años.
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