Me quedé dormido viendo la tele. Y me despertaron pasada la medianoche para ir a la cama. Y me encontré el drama. A las 11 de la noche, en Niza, un criminal blasfemo “en nombre de Dios”... había arrollado a una multitud con un camión. Infinidad de muertos y heridos. Y ya no pude dormir. Y casi vi amanecer.
Muchas horas en vela dan para mucho pensar. Para pensar en los asesinados en Francia. Y en Siria. Y en Irak. Y en Nigeria. Y en Kenya. Y en Yemen. Y en tantos sitios. Y el pensamiento va del dolor y la compasión... a la rabia. Pasando siempre por el no entender el “matar en nombre de Dios”. Y no sabiendo qué hacer. ¿Qué hacer?
Y a media mañana el Papa Francisco me lo aclaró: «Rezo por las víctimas del atentado a Niza y por sus familiares. Pido a Dios que convierta el corazón de los violentos cegados por el odio».
Y esto te pido. Que a partir de ahora no leas. Te pido que reces. Que hagas tu lectura oración. Por las víctimas y por sus asesinos. Por todos nosotros.
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Dales Señor el descanso eterno. Brille para ellos la luz perpetua. Descansen en paz. Amén.
Domingo Pérez
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