Con ocasión del 65º aniversario sacerdotal del Papa emérito, el 28 de junio, se presentó en el Vaticano el libro “Enseñar y aprender el amor de Dios” que recoge textos de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI sobre el sacerdocio. En el prefacio del libro, el Papa Francisco escribió: «Cuando leo las obras de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI me resulta cada vez más claro que él ha hecho y hace “teología de rodillas”: de rodillas porque, antes incluso que ser un grandísimo teólogo y maestro de la fe, se ve que es un hombre que cree verdaderamente, que ora verdaderamente; se ve que es un hombre que personifica la santidad, un hombre de paz, un hombre de Dios».
Por este motivo, Francisco explicó que Joseph Ratzinger «encarna ejemplarmente el corazón de toda la acción sacerdotal: ese profundo enraizamiento en Dios sin el cual toda la capacidad organizativa posible y toda la presunta superioridad intelectual, todo el dinero y el poder resultan inútiles; él encarna esa constante relación con el Señor Jesús sin la cual nada es ya verdadero, todo se convierte en rutina, los sacerdotes en asalariados, los obispos en burócratas y la Iglesia deja de ser la Iglesia de Cristo y se convierte en un producto nuestro, una ONG a fin de cuentas superflua».
Por su parte, Benedicto XVI se mostró agradecido, y recordó el término griego que hace 65 le dijo un hermano que se ordenó con él: “Eucharistomen”, que significa gracias, pero no unas gracias normales, un gracias humano, un gracias a todos. Y así se lo dijo también al Papa Francisco, «por su bondad desde el primer momento de la elección y en cada momento». Y en este sentido añadió que «más que en los Jardines Vaticanos con toda su belleza, su bondad es el lugar donde yo vivo: me siento protegido». Asimismo, expresó el deseo de que Francisco vaya «con todos nosotros hacia delante en esta vía de la Misericordia Divina, mostrando el camino de Jesús, hacia Jesús, hacia Dios».
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