«La misericordia no es una palabra abstracta, sino un estilo de vida. Parafraseando las palabras del apóstol Santiago podemos decir: la misericordia sin obras está muerta por dentro.
La vida diaria nos permite palpar tantas exigencias con relación a las personas más pobres y vulnerables. Encontramos situaciones dramáticas de pobreza y parece que no nos afecta; todo continúa como si eso fuera normal.
Quien ha experimentado la misericordia del Padre no puede permanecer indiferente ante las necesidades de los hermanos. Las palabras de Jesús no admiten respuestas evasivas: tenía hambre y me has dado de comer; tenía sed y me has dado beber; estaba desnudo, enfermo, en la cárcel, era prófugo y me has asistido. No se puede dar largas a una persona que tiene hambre: es necesario darle de comer. Las obras de misericordia no son teoría, son testimonio concreto».
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Y hasta aquí las palabras del Papa el 29 de junio en la Audiencia General de los miércoles. Por si no ha quedado claro y en palabras llanas... con el hermano que pasa hambre, con el hambre... no nos podemos hacer los orejas, no nos podemos hacer los longuis, no podemos mirar para otro lado. Es pecado.
No seremos Misericordiosos como el Padre si nuestra fe no se traduce en obras. No seremos Misericordiosos como el Padre... y como dice el Papa... estaremos muertos por dentro. Más muertos que los que mueren por causa del Hambre.
Domingo Pérez
Domingo Pérez
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