A simple vista puede parecer una nave más dentro de un polígono industrial pero nada más entrar, reconoces retazos de vida en cada uno de los objetos que allí se depositan. Desde una lavadora, una cómoda, kilos de garbanzos o macarrones, aceite, un colchón, una silla de bebé o un dinosaurio que espera que la mano de un niño presione su botón para comenzar a rugir a lo largo del pasillo. Y todo esto lo han entregado personas que creen que con su granito de arena se puede mejorar la vida de otras personas.
Se trata de uno de los programas de Cáritas que más trabajo a diario tiene, desde este almacén se atienden las necesidades de familias y personas que requieren la ayuda de Cáritas.
El lema que siguen en Cáritas, a pesar de no estar escrito en ningún lado, es: “Ser rigurosos en la necesidad y generosos en la atención” y en este almacén este lema se sigue a rajatabla. Las demandas se reciben desde las Cáritas parroquiales o en casos excepcionales, desde la sede central de Cáritas.
Todo lo que se necesita se entrega, es decir, si la necesidad que tiene una familia o una persona es de una lavadora y esta se tiene en el almacén se le hace entrega de ella, pero si por cualquier circunstancia, el almacén no tiene lavadoras se compra una y se le entrega a esa familia. No vale decir que no tenemos existencias, siempre se buscan los recursos oportunos para dar solución a esa necesidad.
En Cáritas las palabras no tenemos no existen, pero eso sí, en ningún caso se quiere alimentar la picaresca, por eso se esfuerzan a diario por ser rigurosos en el análisis de la necesidad.
Darse un paseo por este almacén te ayuda a entender el servicio que las cáritas parroquiales ofrecen a las personas que se encuentran en situación vulnerable. Le pedimos a Marta, que es la joven encargada de este almacén, que nos explique cual es el procedimiento y qué tipo de lote de alimentos se hace entrega a las cáritas parroquiales. Todo es riguroso, cuidamos las fechas de caducidad y estamos pendientes de los productos que no tenemos y hay que adquirir.
El lote general de productos que se hace llegar a las familias se compone de leche, aceite, latas de sardinas, atún y paté, alubias, garbanzos y lentejas, macarrones, sopa y espaguetis, arroz, harina, café, tomate, quesitos, chocolate, cola cao, galletas, cereales, azúcar, melocotón y piña en almíbar y también se entregan productos de limpieza e higiene como champú, gel, friega suelos, lejía, lavavajillas y detergente de lavadora. Si en las familias hay niños pequeños también se hace entrega de una caja de pañales.
Un ejemplo de las huellas que, día tras día, van dejando los hombres y mujeres que colaboran con Cáritas de Palencia para poner en práctica la justicia. Unas huellas que también podemos plasmar los que no estamos en situaciones precarias, no olvidemos que si queremos deshacernos de objetos que están en buenas condiciones, nos cambiamos de casa o nuestros pequeños crecen y ya no utilizan sus juguetes, Cáritas recoge cada uno de estos objetos y se los ofrece a personas que están deseando poder darles una nueva utilidad. ¿Practicamos la justicia?
Natalia Aguado León
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