Ya está abierto el periodo de matriculación para el próximo curso escolar 2013-2014. Las familias tienen -o debieran tener- la posibilidad de elegir para sus hijos una educación integral que incluya la asignatura de religión; la cual es de oferta obligatoria para los centros educativos, al mismo tiempo que de elección voluntaria para los padres.
Al margen de las polémicas que han nutrido las tertulias y las páginas de los medios de comunicación y de los nervios que se han puesto algunos grupos sociales y políticos que parecen haberse ofuscado totalmente, hay razones y más que razones que justifican la presencia de la religión en la Escuela. Estas razones, criterios o argumentos son de cinco tipos: religiosos, culturales, éticos, pedagógicos y humanistas.
De todos ellos, solamente el primero es el exhibido por los creyentes. Los otros cuatro son argumentos o criterios completamente laicos. Y con ellos se identifican muchas familias que eligen libremente que sus hijos reciban enseñanza religiosa. Y, según la estadística, son mayoría.
En primer lugar, la Ley asiste a la asignatura. Así lo dice la Constitución Española (Art. 27, 3): “Los poderes Públicos tienen el deber de garantizar el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”. Así también lo han recogido los Acuerdos Iglesia-Estado: “La enseñanza de la Religión y Moral Católica debe impartirse en todos los centros de enseñanza en condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales” (Art. II y IV) y “el derecho de los padres a que sus hijos reciban en la escuela una formación religiosa y moral católica incluye el derecho a que desde otras asignaturas o actividades no se les imparta una enseñanza contraria a la formación religiosa” (Art. 1).
En segundo lugar, forma parte de la vida. ¿Es bueno, es más, es una necesidad que la religión siga estando en la escuela? Sí, claro que sí. ¿Cómo no, si forma parte de la vida? La experiencia religiosa forma parte esencial del ser humano. De hecho, la religión ha tenido un papel definitivo en la humanización de la especie humana. Forma parte de la cultura de la humanidad y de la vida de la gente; es constitutiva de la identidad de nuestra sociedad española en sus raíces más profundas y, en esa medida, la escuela tiene que ocuparse de que los alumnos conozcan y comprendan el hecho religioso en general y el de su entorno en particular. Solamente desde la ignorancia o desde un radicalismo infantil, que los hay, se puede exigir que la religión esté fuera de la escuela, porque toda persona, aunque sea gnóstica o atea, si es partidaria de una educación integral de las personas, entenderá que en la escuela se estudie el hecho religioso y sus manifestaciones.
En tercer lugar, la religión contribuya a la formación moral de los alumnos. Nos quejamos tanto de los males morales que afectan a los más jóvenes: comas etílicos, drogas, acoso escolar, violencia, fracasos escolares... ¿No tendrá que ver en ello el que los alumnos no puedan elegir libremente la asignatura de religión que incluye la educación moral desde los valores evangélicos? La religión aporta respeto al otro, un comportamiento ciudadano desde unos principios morales, la compasión hacia el desvalido, la solidaridad y la caridad para con el que sufre, la defensa de la justicia y la paz para el entendimiento de los hombres y de los pueblos. Del mismo modo es una apertura a la transcendencia y a la parte espiritual que anida en toda persona y que la dispone para que, cuando quiera, pueda dar su adhesión a la llamada de la fe que se le ofrece, que no se le impone.
Finalmente, no sé si es un argumento más pero puede ser bueno ver qué se hace en el resto de Europa, que es nuestro entorno más inmediato. Pues bien, en todas las naciones, la transmisión de saberes, asignada a la escuela, incluye el saber religioso, que forma parte de la vida de los pueblos, de nuestra idiosincrasia, de nuestras ciudades, de nuestro arte, lengua, literatura y filosofía. Incluso en Francia, paradigma de la enseñanza laica, ya lo ha establecido en algunos Departamentos y está estudiando muy seriamente incluirlo obligatoriamente en los currículos educativos de toda el estado.
Dionisio Antolín Castrillo
Delegado Diocesano de la Palabra
No hay comentarios:
Publicar un comentario