En la prisión «La Moraleja», en Dueñas, hay actualmente 1.370 internos procedentes de, aproximadamente, sesenta nacionalidades distintas. Una pluralidad de razas, lenguas, culturas y religiones. El denominador común para la mayoría de ellos, independientemente del delito por el que fueron condenados, es la pobreza. Fue ella, con sus múltiples caras, las que les empujó hacia donde están. «La Moraleja» es como la ONU, pero en el estrato más bajo de la sociedad.
¿Navidad? Muchos la celebrarán a su modo, un grupo numeroso participará en las Eucaristías organizadas por la Pastoral Penitenciaria, para otro grupo no significará apenas nada, al ser musulmanes. Pero para todos serán días donde se acentuará la experiencia de vivir separados de la familia, provocando soledad y tristeza. Para los que estamos cerca, la realidad de estos hombres, privados de libertad, nos reenvía a una Navidad próxima a la que narran los evangelios: una noche, sin posada, una cueva… y nada más.
Javier García
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