Fueron muchos, los sermones que predicó en torno a la Navidad. Como fueron innumerables las pláticas a monjas de clausura explicando la Navidad. Siempre respondiendo a este interrogante: ¿A qué vino Dios a la tierra?
San Juan de Ávila no repite, una y mil veces, la palabra alegría y felicidad. Sino que para él la Navidad está envuelta en la pobreza, que conduce a la felicidad y produce paz en el alma. San Juan de la Cruz, el gran místico carmelita descalzo, proclamaba el nada, nada y nada para encontrar el Todo, Todo y Todo, que es Dios.
Pues igual San Juan de Ávila. Reflexiona, con delicadeza, en el pesebre y los pañales. Insiste que Dios pudo nacer rico y en un palacio; pero escogió la pobreza y María y José no disponían de casa.
¡Navidad y pobreza! Predicará que el Señor viene pobre a evangelizar a los pobres. Comentando al profeta Isaías repetirá que Dios Padre le envió a la tierra para anunciar nuevas alegrías a los pobres.
Insiste en aquel mensaje tan significativo: “Los ciegos ven, los mudos hablan, los cojos andan...”. “¡Oh, bendito seáis, Señor, que en tanto tenéis a los pobrecitos! Pobrecito, viejecita, ¿no es razón que el nombre de Jesucristo sea honrado de vosotros que viene a dar buenas nuevas a los pobres?”
Comenta el capítulo 61 del profeta Isaías diciendo: “El Espíritu del Señor es hecho sobre mí, porque me ungió; a evangelizar a los pobres, sanar los corazones quebrantados; predicar a los cautivos y a los encarcelados llevando el perdón del Señor”.
Hace esta afirmación: “¡Qué cosa tan pesada era la pobreza antes que cristo viniese al mundo, qué aborrecida, qué menospreciada! Pero bajó el Rico el cielo y escogió madre pobre, y ayo pobre, y nace en portal pobre, toma por cuna un pesebre”.
Tal vez tengamos que cambiar muchas costumbres de la Navidad actual, si queremos que sea la Navidad cristiana y real. Aquella Navidad de los pastores, que se asustan escuchando a los ángeles que cantan “paz a los hombres de buena voluntad”.
Germán García Ferreras
No hay comentarios:
Publicar un comentario