lunes, 9 de noviembre de 2015

El IBI de la Iglesia y otros ganchos electoralistas

El I.B.I. (hoy todas son siglas) quiere decir “impuesto de bienes inmuebles”. Ustedes ya saben que con los impuestos no se juega. Pero ahora los partidos políticos van lanzados; todos quieren llegar los primeros a la Moncloa. Corren como locos, ¿por qué será?

No lo duden, se sacrifican por ustedes. Aman tanto a España que buscan ganar, sea como sea. Y es por lo que algunos (los mismos siempre) han sacado a pasear el “Ibi” de la Iglesia. El “Ibi”, la religión en las escuelas, las fiestas mayores. O sea, lo “laico”, tal y como ellos lo entienden. “Laico” es una bella palabra, que no tiene la culpa.

Empecemos diciendo la verdad: La Iglesia, hoy aquí en España, no goza de “privilegios” especiales. La Iglesia tributa como toda institución. Por lo demás, la Iglesia recibe el dinero que católicos (y otros que así lo desean) le entregan, cuando marcan la cruz en la casilla correspondiente de la Declaración. Así que la Iglesia paga religiosamente impuestos como todo hijo de vecino. Pero algunos simples deben de pensar que la Iglesia es un vampiro parasitario que se lleva la sangre de los incautos. O una anciana, una especie de abuela histórica, muy mayor, con la que, por desgracia, tiene que cargar el Estado para contentar a los sectores piadosos que todavía quedan...

La Iglesia no le es gravosa a nadie: ni al Estado, ni a la sociedad, ni al contribuyente. Al revés, ahorra dinero al Estado y a la sociedad. La Iglesia mueve voluntarios (véase “Cáritas” y otras instituciones). La Iglesia no pide el carné de creyente, cuando alguien solicita ayuda a la parroquia. Pero ahora viene la “pregunta comprometida”:

¿Y la Iglesia no se ahorra dinero en conciertos y exenciones?

En “exenciones” tributarias la Iglesia se mueve como ocurre con otras instituciones. La Iglesia tiene, a parte de los templos, destinados al culto, una serie de bienes inmuebles, orientados a cumplir su misión: algunos son locales, sin ánimo de lucro, destinados a la acción social y caritativa; otros son seminarios, casas de ejercicios, etc. Pero si aparece algún local o edificio que se aprovecha para sacar dinero, ¡que tribute, como todos!

Perdonen, no tengo intención de incordiar ni deseos de mezclarme en asuntos de los demás, pero les voy a dar (salvo error u omisión) todo un listado de edificios que están exentos de pagar el “impuesto de bienes inmuebles”. Todos ellos, según creo (corríjanme si desvarío), acogidos a la Ley del Mecenazgo (49/2002) que es la que “ampara” también determinados edificios de la Iglesia.

Veamos: No pagan el “Ibi” los locales de los partidos políticos (PSOE, PP, etc), los locales de las fundaciones, de los consulados, de los sindicatos. Ni los locales de la Cruz Roja, ni los de las federaciones deportivas, ni los de las embajadas. Tampoco pagan el “Ibi” los terrenos de la Renfe, los inmuebles destinados a las comunidades hebreas, islámicas u otras confesiones religiosas. No pagan el IBI los museos, la SGAE, ni la residencia de la Duquesa de Alba. También están exentos otros edificios públicos, como los destinados a la seguridad ciudadana (comisarías) o a la defensa nacional (cuarteles). ¿Seguimos? No, no quiero fatigarles más.

Se consideran todas estas instituciones como un “servicio a la sociedad”. ¿Por qué, entonces, a la Iglesia católica no se la va a reconocer este servicio? ¿Tendremos que volver a recordar todo lo que la Iglesia “ahorra” al Estado en servicios múltiples?

Ellos lo saben, pero les da igual. Se envuelvan por enésima vez en la bandera del laicismo antes de que se abran las urnas. ¿No tienen otras propuestas? ¿Van a bajar ellos los cupos de parados que tiene “asignada” la Iglesia, cuando (vía “Cáritas”) ayuda a familias enteras para que puedan llegar a fin de mes?

Entonces, ¿a qué viene todo este revuelo del “ibi”, las clases de religión y lo “laico”? ¿O son las elecciones que vienen?

Eduardo de la Hera

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