lunes, 28 de octubre de 2013

San Simón y San Judas Tadeo

Relieves en la cruz parroquial de plata del siglo XVIII. Parroquia de San Martín, Cevico de la Torre
San Simón, es apodado el Cananeo, o Zelotas por haber pertenecido a este grupo de radicales judíos integristas antes de seguir a Jesús de Nazaret. Llamado por Jesús para formar parte del grupo de los doce, su lucha ya no fue por ideales religioso-políticos, sino para el Reino de Dios. La tradición le sitúa después de la Resurrección y de la venida del Espíritu Santo predicando en Egipto, Libia y Persia. Le mataron aserrando su cuerpo en la costa del mar Negro, cerca del Cáucaso, según una tradición y según otra en Persia, lo mismo que a San Judas. Se le representa con una sierra, símbolo de su martirio, o con un libro en sus manos. Es patrono de los aserradores.

San Judas era hermano de Santiago el Menor, y primo de Jesús. Su madre, María, era pariente de la Santísima Virgen María, y su padre Alfeo, pariente de José, según la tradición. Se le menciona en los evangelios como “hermano (primo) de Jesús”. También se le llama simplemente Tadeo, y otras veces Judas el de Santiago. A este apóstol siempre le añaden un apelativo a su nombre, quizás para diferenciarlo bien de Judas Iscariote. Conservamos una epístola en el Nuevo testamento, atribuida a San Judas y que forma parte del Cánon de las Sagradas Escrituras. El pueblo cristiano le tiene una gran devoción y le invoca como protector en los casos desesperados.

Es corriente ver a San Judas representado con un hacha, una espada, o una maza o regla doblada, especie de cuchillo persa con el que le decapitaron. En las representaciones modernas porta una imagen de Jesús, en el pecho. También se representa con una llama de fuego sobre su cabeza, significando la presencia de Pentecostés.

Es muy corriente ver las representaciones de todos los apóstoles en las predelas de los retablos mayores del siglo XVI y XVII (Cervera, Saldaña, Villalcón, La Vid de Ojeda, entre otros) y sobre todo en las macollas de las cruces parroquiales.

Oración
Señor Dios nuestro, que nos
llevaste al conocimiento de tu
nombre por la predicación de los
Apóstoles, te rogamos que, por
intercesión de San Simón y San Judas,
tu Iglesia siga siempre creciendo
con la conversión incesante
de los pueblos.

Texto: José Luis Calvo
Fotografía: Antonio Rubio

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