miércoles, 14 de marzo de 2012

Busca la paz y corre tras ella

Los obispos de Bilbao, San Sebastián, y Vitoria hicieron el pasado 25 de febrero un llamamiento a los miembros de ETA para que muestren un «arrepentimiento verdadero» y realicen una «petición sincera de perdón» hacia las víctimas del terrorismo, a la vez que han instado a éstas últimas a conceder «ese perdón sanador y liberador que, sin anular las exigencias de la justicia, la supera».

Esta declaración se plasmó en una homilía conjunta con motivo de la celebración del Encuentro oracional por la paz y la reconciliación bajo el lema “Busca la paz y corre tras ella”. En la misma, afirmaron que «tras el cese de todo lo que amenaza la integridad física o moral de las personas, los senderos de la verdad y de la justicia constituyen el itinerario para una reconstrucción moral y social, que garantice una convivencia en paz, digna y respetuosa».

«Los cristianos de nuestras diócesis -dicen los obispos vascos- han realizado un largo recorrido en el servicio de la reconciliación», pues «la exhortación a la conversión y el arrepentimiento, es esencial y permanente en la predicación de Jesús». Y por tanto, sólo desde Cristo quieren entender los obispos vascos esta nueva etapa, renovando su compromiso de reconciliación: «El anuncio por parte de ETA del final definitivo de toda actividad violenta ha sido acogido por nosotros y por la sociedad con satisfacción y esperanza, pero continuamos deseando y demandando su definitiva desaparición. Tras el cese de todo lo que amenaza la integridad física o moral de las personas, los senderos de la verdad y de la justicia constituyen el itinerario para una reconstrucción moral y social, que garantice una convivencia en paz, digna y respetuosa».

Por eso, allí donde «las agresiones del terrorismo y de toda clase de violencia o injusticia han abierto heridas profundas» piden en su oración, «que quienes han dañado y ofendido al prójimo sientan su llamada al arrepentimiento verdadero y a la petición sincera de perdón», pues sólo un «perdón pedido y otorgado libera el corazón humano».

Los obispos invitan a vivir en el respeto «más allá de condicionamientos ideológicos, sociales o políticos» y renuevan su compromiso de «ser ministros de reconciliación, constructores de paz».

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