- Is 42, 1-4. 6-7 Mirad a mi siervo, en quien me complazco
- Sal 28 El Señor bendice a su pueblo con la paz
- Hch 10, 34-38 Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo
- Mt 3, 13-17 Se bautizó Jesús y vio que el Espíritu de Dios se posaba
El Padre, en el bautismo de Cristo en el Jordán, quiso revelar solemnemente que él era su Hijo amado, su predilecto (Ev). En Él se cumple la profecía de Isaías: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo». Él es el ungido por el Espíritu Santo, el Mesías que «pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo» (2 Lect). Acercándose al bautismo como si fuera un pecador más, anuncia que cargará en la cruz con peso de nuestros pecados y así nos salvará.
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