En Iglesia en Palencia nos gusta conocer las historias de vida de personas comprometidas y en muchas ocasiones, nos sorprenden estas historias. Es el caso de Luis Alfonso Zamorano, palentino, misionero y sacerdote de la Fraternidad Misionera Verbum Dei.
Luis Alfonso es un hombre joven (42 años). Con 18 años trabajaba de camarero en la discoteca Éxtasis de Palencia y estaba a las puertas de iniciar sus estudios de magisterio en la Facultad. Un amigo suyo, Fernando del Barrio iba a probar la experiencia de recibir formación misionera y le invitó a que participara con él en dicha formación.
Luis Alfonso probó y descubrió su vocación misionera. «Cuando se lo dije a mis padres ellos me dijeron: “Si vas a ser misionero, sé un buen misionero”», recuerda Luis Alfonso.
«Yo estaba muy contento y disfrutando mucho de la formación misionera. A los 9 meses, mi amigo Fernando fallece en accidente de tráfico, fue un momento muy duro y una gran pérdida, pero fue también un momento decisivo que me sirvió para reafirmarme en mi vocación» afirma.
Después de varios años de formación, a Luis Alfonso le envían a Chile y allí ha estado más de 20 años, intercalados con intervalos en Colombia y otros puntos de Latinoamérica.
¿Qué labor realizaba en Chile?
Ha sido variada, mucho con jóvenes en pastoral universitaria. Fundamos la institución DUOC UCE, Departamento Universitario Obrero Campesino de la Universidad Católica, cuenta con 100.000 alumnos, he trabajado como capellán y como profesor. En invierno y verano hemos ido a misiones en distintos lugares de Chile, colaborando con distintos proyectos solidarios, y ayudando en acciones según las distintas profesiones elegidas por los alumnos... lo que se pretende es vincular el mundo de su profesión con una mirada social y en contacto con el sufrimiento.
Ha sido variada, mucho con jóvenes en pastoral universitaria. Fundamos la institución DUOC UCE, Departamento Universitario Obrero Campesino de la Universidad Católica, cuenta con 100.000 alumnos, he trabajado como capellán y como profesor. En invierno y verano hemos ido a misiones en distintos lugares de Chile, colaborando con distintos proyectos solidarios, y ayudando en acciones según las distintas profesiones elegidas por los alumnos... lo que se pretende es vincular el mundo de su profesión con una mirada social y en contacto con el sufrimiento.
Durante el resto del año hay voluntariados permanentes. En muchas ocasiones, mi principal misión ha sido ayudar a que otros puedan ser misioneros, sobre todo, en el mundo de los jóvenes.
Además, hemos fundado tres parroquias, empezamos de cero. Las dos primeras las fundamos y las entregamos a la Diócesis. Las misas se celebraban en la calle y después de muchos años, hemos podido construir, en las periferias de Santiago, la parroquia Juan Pablo II. Es una zona con 50.000 habitantes y no había ni una parroquia. Hemos creado una comunidad de cero y eso es una experiencia misionera muy linda.
Contamos también con un comedor social. Y otro de nuestros retos es la acogida a los refugiados. A Chile han llegado muchos haitianos por los daños ocasionados por los terremotos, y es muy necesaria la labor de acogida, atención, se han integrado en la vida de la comunidad y ellos tienen su representatividad en el consejo parroquial.
Además, todos los domingos invitamos a la gente que quiera a salir a misionar y lo hacemos puerta a puerta, compartimos la Palabra de Dios, la Fe y terminamos celebrando la Eucaristía en la plaza.
Y con todos estos retos, ¿tiene tiempo para la música?
Otro de los ámbitos en los que el Señor me ha regalado ser misionero es con la música. Soy compositor, he sacado tres discos de música pop-rock y a través de la música he podido evangelizar con oraciones cantadas. He realizado conciertos en Argentina, Perú, Nicaragua, México...
¿Y un concierto en Palencia?Yo estaría encantando de poder cantar en mi diócesis.
Ahora, está de vuelta a España...Sí, ahora estoy apoyando la formación misionera en el centro del Verbum Dei de Loeches (Madrid).
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Con 18 años, fue capaz de reconocer su vocación misionera, una vocación que ha madurado y que ahora pone a disposición de otros muchos que buscan esa opción de vida. Un ejemplo más de valentía y de la buena masa que caracteriza a nuestra gente. Luis Alfonso Zamorano, un auténtico y gozoso descubrimiento.
Natalia Aguado León
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